28 de octubre de 2025 | Redacción EPrensa:
Megaoperación Policial en Favelas de Río de Janeiro
Río de Janeiro amaneció sumida en un caos sin precedentes este martes 28 de octubre, cuando una masiva operación policial irrumpió en los complejos de favelas da Penha y do Alemão, dos de los barrios más populosos y conflictivos de la zona norte de la ciudad, hogar de casi 300.000 residentes. Con el despliegue de 2.500 agentes de la Policía Civil y Militar, respaldados por 30 vehículos blindados, dos helicópteros, drones de vigilancia y unidades de demolición, la acción se convirtió en la más grande y letal de la historia de la ciudad. El objetivo principal fue desarticular la estructura de mando del crimen organizado, ejecutando un centenar de órdenes de arresto y allanamientos, en una ofensiva planificada durante un año con base en inteligencia policial.*** Saldo de Víctimas y DetenidosEl balance de la jornada es devastador: al menos 64 personas perdieron la vida en intensos tiroteos que se extendieron desde el amanecer, incluyendo cuatro agentes policiales, entre ellos un jefe de unidad. Además, 81 sospechosos fueron detenidos, muchos de ellos lugartenientes clave, mientras que un número indeterminado de civiles resultaron heridos en el fuego cruzado. En el Hospital Getúlio Vargas, en Penha, testigos reportaron la llegada de al menos diez cuerpos, reflejando la magnitud de la confrontación armada que transformó las calles en un escenario de guerra urbana. La operación sigue en curso en zonas boscosas conectando las favelas, con posibilidad de que las cifras aumenten.*** Objetivo: Desmantelar al Comando VermelhoEl foco de la redada recayó sobre el Comando Vermelho (CV), la segunda facción criminal más poderosa de Brasil, nacida en 1979 en las prisiones de Río y especializada en narcotráfico, tráfico de armas, extorsión y control territorial. Entre los blancos prioritarios figuró Edgar Alves de Andrade, alias "Doca" o "Urso", jefe regional en Penha, con más de cien procesos judiciales por homicidio, tortura y asociación delictiva, responsable de coordinar envíos de drogas y ataques a comisarías. La policía incautó al menos 75 fusiles, muchos de uso exclusivo militar, en un intento por frenar la expansión del CV hacia nuevas áreas metropolitanas, donde imponen su ley mediante "tribunales del tráfico" y videollamadas desde cárceles.*** Resistencia Armada y Caos en la CiudadLos criminales respondieron con ferocidad: erigieron barricadas en al menos 15 puntos clave, incendiaron más de 50 autobuses robados para bloquear avenidas como la Brasil, y lanzaron granadas explosivas desde drones contra los blindados policiales, en una táctica innovadora que elevó la confrontación a niveles insurgentes. El Centro de Operaciones de Río activó el nivel 2 de alerta máxima, suspendiendo 12 líneas de buses, cerrando 46 escuelas y la Universidad Federal en horarios nocturnos, mientras helicópteros sobrevolaban las laberínticas callejuelas, obligando a miles de vecinos a refugiarse en sus hogares bajo un diluvio de balas.*** Reacciones de Autoridades y PolíticosEl gobernador Cláudio Castro, afín al bolsonarismo, calificó la operación como "una guerra que nada tiene que ver con la seguridad urbana" y lamentó que "Río está sola", tras tres denegaciones de apoyo federal con blindados de las Fuerzas Armadas por parte del Gobierno de Lula da Silva. El secretario de Seguridad, Victor Santos, defendió la planificación: "Era necesaria, se basa en inteligencia y va a continuar". Mientras, el Ministerio de Justicia anunció prisiones federales para los detenidos y una reunión en el Planalto para coordinar, en medio de críticas por la falta de estrategia integral contra el crimen.*** Antecedentes de Violencia EstructuralEsta masacre supera todos los récords previos en Río, como la de Jacarezinho en 2021 (28 muertos) o Baixada Fluminense en 2005 (29 fallecidos), en una ciudad donde un cuarto de los brasileños vive bajo dominio de facciones como el CV o su rival, el Primer Comando da Capital (PCC) de São Paulo. La policía, que causa el 10% de las muertes violentas anuales, enfrenta un enemigo que financia eventos comunitarios pero extorsiona a los más pobres, en un ciclo de pobreza, desigualdad y balas que anestesia a la sociedad. Expertos cuestionan la eficacia de estas incursiones, que eliminan peones reemplazables pero no líderes intocables, demandando políticas de largo plazo más allá de las armas.*** Redacción
Río de Janeiro amaneció sumida en un caos sin precedentes este martes 28 de octubre, cuando una masiva operación policial irrumpió en los complejos de favelas da Penha y do Alemão, dos de los barrios más populosos y conflictivos de la zona norte de la ciudad, hogar de casi 300.000 residentes. Con el despliegue de 2.500 agentes de la Policía Civil y Militar, respaldados por 30 vehículos blindados, dos helicópteros, drones de vigilancia y unidades de demolición, la acción se convirtió en la más grande y letal de la historia de la ciudad. El objetivo principal fue desarticular la estructura de mando del crimen organizado, ejecutando un centenar de órdenes de arresto y allanamientos, en una ofensiva planificada durante un año con base en inteligencia policial.*** Saldo de Víctimas y DetenidosEl balance de la jornada es devastador: al menos 64 personas perdieron la vida en intensos tiroteos que se extendieron desde el amanecer, incluyendo cuatro agentes policiales, entre ellos un jefe de unidad. Además, 81 sospechosos fueron detenidos, muchos de ellos lugartenientes clave, mientras que un número indeterminado de civiles resultaron heridos en el fuego cruzado. En el Hospital Getúlio Vargas, en Penha, testigos reportaron la llegada de al menos diez cuerpos, reflejando la magnitud de la confrontación armada que transformó las calles en un escenario de guerra urbana. La operación sigue en curso en zonas boscosas conectando las favelas, con posibilidad de que las cifras aumenten.*** Objetivo: Desmantelar al Comando VermelhoEl foco de la redada recayó sobre el Comando Vermelho (CV), la segunda facción criminal más poderosa de Brasil, nacida en 1979 en las prisiones de Río y especializada en narcotráfico, tráfico de armas, extorsión y control territorial. Entre los blancos prioritarios figuró Edgar Alves de Andrade, alias "Doca" o "Urso", jefe regional en Penha, con más de cien procesos judiciales por homicidio, tortura y asociación delictiva, responsable de coordinar envíos de drogas y ataques a comisarías. La policía incautó al menos 75 fusiles, muchos de uso exclusivo militar, en un intento por frenar la expansión del CV hacia nuevas áreas metropolitanas, donde imponen su ley mediante "tribunales del tráfico" y videollamadas desde cárceles.*** Resistencia Armada y Caos en la CiudadLos criminales respondieron con ferocidad: erigieron barricadas en al menos 15 puntos clave, incendiaron más de 50 autobuses robados para bloquear avenidas como la Brasil, y lanzaron granadas explosivas desde drones contra los blindados policiales, en una táctica innovadora que elevó la confrontación a niveles insurgentes. El Centro de Operaciones de Río activó el nivel 2 de alerta máxima, suspendiendo 12 líneas de buses, cerrando 46 escuelas y la Universidad Federal en horarios nocturnos, mientras helicópteros sobrevolaban las laberínticas callejuelas, obligando a miles de vecinos a refugiarse en sus hogares bajo un diluvio de balas.*** Reacciones de Autoridades y PolíticosEl gobernador Cláudio Castro, afín al bolsonarismo, calificó la operación como "una guerra que nada tiene que ver con la seguridad urbana" y lamentó que "Río está sola", tras tres denegaciones de apoyo federal con blindados de las Fuerzas Armadas por parte del Gobierno de Lula da Silva. El secretario de Seguridad, Victor Santos, defendió la planificación: "Era necesaria, se basa en inteligencia y va a continuar". Mientras, el Ministerio de Justicia anunció prisiones federales para los detenidos y una reunión en el Planalto para coordinar, en medio de críticas por la falta de estrategia integral contra el crimen.*** Antecedentes de Violencia EstructuralEsta masacre supera todos los récords previos en Río, como la de Jacarezinho en 2021 (28 muertos) o Baixada Fluminense en 2005 (29 fallecidos), en una ciudad donde un cuarto de los brasileños vive bajo dominio de facciones como el CV o su rival, el Primer Comando da Capital (PCC) de São Paulo. La policía, que causa el 10% de las muertes violentas anuales, enfrenta un enemigo que financia eventos comunitarios pero extorsiona a los más pobres, en un ciclo de pobreza, desigualdad y balas que anestesia a la sociedad. Expertos cuestionan la eficacia de estas incursiones, que eliminan peones reemplazables pero no líderes intocables, demandando políticas de largo plazo más allá de las armas.*** Redacción
