Feria del Adobo: 18 mujeres, un campo de fútbol y todo el sudor de Puebla
Dieciocho cocineras —con cuchillos afilados por los años y manos curtidas de revolver cazuelas— se reunirán el próximo 22 de junio para servirle al pueblo un platillo que no necesita explicación ni estrellas Michelin: carne, chiles, tiempo y respeto. Eso es el adobo. El de Tepanco, por lo menos.
El presidente municipal, Alejandro Martínez Carrera, dice que la logística va por cuenta del Ayuntamiento, pero la sazón, el fuego y el alma las pone la gente. El evento será en el campo de fútbol, donde normalmente se gritan goles y groserías, pero esta vez, olerá a comino, ajo y laurel. Empezará al mediodía, y si no llegas temprano, te vas a quedar mirando cómo los demás se chupan los dedos. Así pasa cada año.
El platillo costará 100 pesos si lo quieres para llevar, 150 si decides sentarte a comer ahí mismo, como dios manda. Habrá entrada libre, mezcal, curados y artesanías. También juegos para los niños, porque incluso la infancia necesita distracción mientras sus madres mastican memorias hechas guiso.
Y mientras eso pasa —mientras se sirven platos calientes y se levantan toldos— el Ayuntamiento intenta que el Congreso del Estado declare el adobo como Patrimonio Cultural Intangible de Puebla. Veremos si los diputados se manchan los labios con salsa roja o solo firman oficios desde su escritorio frío.
Mientras tanto, el adobo se cuece a fuego lento, como todo lo que vale la pena.
