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El narco manda en Xicotlán: cadáver desmembrado y mensaje para Delia García

 El narco manda en Xicotlán: cadáver desmembrado y mensaje para Delia García


Por Redacción
Proceso, 28 de junio de 2025

En la madrugada del sábado, la violencia volvió a firmar con sangre su dominio en la Mixteca poblana. Sobre el Puente de Coacalco, en Xicotlán, fue abandonado el cuerpo desmembrado de un hombre, acompañado de una cartulina con amenazas directas contra presuntos delincuentes… y contra la alcaldesa de Ixcamilpa, Delia García Esquivel.

El hallazgo, que bien podría pasar por escena de guerra en cualquier ciudad dominada por el crimen organizado, fue realizado por elementos de la Policía Municipal durante un recorrido rutinario. El cuerpo, identificado como Ricardo Amador Vázquez, de 31 años y oriundo de la comunidad de Coacalco, había sido reportado como desaparecido dos días antes. Ese mismo día, sus familiares recibieron una llamada extorsiva: dinero a cambio de su vida. La respuesta no llegó a tiempo.

Lo que sí llegó fue el cadáver, mutilado y acompañado de un mensaje que hace temblar: amenazas explícitas de muerte contra actores locales, apodos criminales y nombres propios, y al centro del blanco, la presidenta municipal Delia García. A ella, el narco —o quien lo simule— le reprocha supuestos vínculos con grupos delictivos y omisiones peligrosas en el gobierno local. El silencio institucional ante tales señalamientos, hasta el momento, es absoluto.

Mientras los peritos de la Fiscalía General del Estado y del Servicio Médico Forense recababan restos humanos y pistas bajo la madrugada húmeda, la cartulina permanecía sobre el pavimento como testimonio crudo de una advertencia: quien se meta, muere. Quien estorbe, también. La cartulina no fue reproducida oficialmente, pero su contenido circuló en redes locales con rapidez. En ella se señalan traiciones, alianzas y nombres que, en voz baja, los pobladores ya susurraban desde hace semanas.

Porque esto no es un hecho aislado. En las últimas semanas, la región ha sido escenario de ejecuciones, desapariciones, balaceras nocturnas y cobros de piso. Nadie habla. Nadie denuncia. Nadie investiga. Xicotlán e Ixcamilpa se están convirtiendo en zonas donde la ley es una formalidad y el miedo es regla. Donde las alcaldías parecen peones de fuerzas más oscuras.

Delia García, por ahora, guarda silencio. La Fiscalía, también. Y mientras tanto, la comunidad carga con el terror como rutina. A Ricardo Amador lo mataron con saña, lo desmembraron con un mensaje: no fue sólo un asesinato, fue una ejecución simbólica. Una advertencia.

En esa advertencia está la clave: el narco —o el poder que actúa como tal— ya no sólo ejecuta. Señala. Acusa. Desacredita. Se adueña del relato. La política local, en silencio, asiente. La justicia, ausente, no responde.

¿Quién gobierna en Xicotlán e Ixcamilpa? Esa es la pregunta que queda sobre la mesa… o mejor dicho, sobre la cartulina ensangrentada.