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¡Esto no puede seguir pasando!


¡Esto no puede seguir pasando!

Ruta 9 se tiñe de sangre: un conductor asesinado frente a todos, y nadie lo detuvo

Atlixco, Puebla.
Las imágenes son crudas. La escena, dantesca. Un hombre trabajando, cumpliendo con su ruta, termina ejecutado a plena luz del día. Frente a pasajeros. Frente a celulares. Frente a una sociedad que empieza a acostumbrarse al horror.

Pablo N. era chofer de la Ruta 9. Un hombre común. De esos que saludan de paso, que conocen los baches y los rostros del camino. Pero esa tarde, el destino lo alcanzó con el rostro de la violencia.

👉 Una discusión. Una amenaza.
Un motociclista le lanza una lata. Parece una advertencia, un simple pleito de tráfico... pero no. Acto seguido, saca un arma y le dispara directo a la cabeza. Pablo muere en su asiento. La sangre, la desesperación y el llanto lo cubren todo.

📸 Los pasajeros graban. Nadie puede hacer nada.
El asesino huye como llegó: rápido, en silencio, sin rostro. Solo queda el miedo. Solo queda el cadáver.

📞 El 911 sonó. Los paramédicos llegaron. Pero ya era tarde.
La vida de Pablo se apagó, pero el crimen apenas comienza. Porque el homicida está libre. Porque nadie lo ha detenido. Porque seguimos sumando muertos mientras las autoridades repiten lo mismo: que investigan, que darán con el culpable, que no quedará impune.

❗Pero lo cierto es que la violencia sí queda impune.
Puebla ya no es la misma. Las rutas del transporte público se han convertido en escenarios de ejecución. El volante ya no lleva a casa: puede llevarte a la morgue.

💬 ¿Y qué dicen las autoridades?
Silencio.
¿Y qué hacen los gobernantes?
Prometen.
¿Y qué hacemos nosotros?
Vivimos con miedo. Viajamos mirando por el retrovisor, esperando no ser los siguientes.

🔴 Hoy fue Pablo.
Mañana puede ser cualquiera.

¡BASTA!
No es normal morir por una discusión.
No es normal que asesinen a un chofer delante de todos.
No es normal que el asesino huya como si nada.

Puebla merece justicia. Sus trabajadores merecen vivir.
Y quienes gobiernan, ya no pueden quedarse callados.