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De manifestaciones estériles…

 


De manifestaciones estériles…

La oposición marcha sin rumbo mientras la 4T enfrenta su propio reto: escuchar de verdad

 Horacio Cano Vargas

Ya lo hemos dicho: la oposición está perdida. Cuando los manifestantes tienen que deslindarse de pertenecer o simpatizar con un partido, algo anda mal. En cualquier parte del mundo eso es normal: un partido, como su nombre lo dice, es una parte de la sociedad, no una razón para que sus simpatizantes se avergüencen de identificarse con esas ideas.

 

¿Se acuerdan de la marea rosa? Se suponía que aquella manifestación en defensa del INE demostraba “la fuerza” de la oposición. Aunque, claro, también se deslindaban de cualquier partido político, como si simpatizar o militar en uno fuera motivo de vergüenza. ¿Qué pasó? El partido en el poder arrasó en las elecciones del 2024. ¿Qué hizo la oposición? Denostar a la misma institución por la que marcharon. Ahora el INE que defendían ya estaba, según ellos, cooptado por el oficialismo. O sea que si pierdo, ¿es culpa del árbitro? Siempre lo he dicho: echar culpas es de mediocres.

 

Sin duda, la manifestación del sábado pasado fue menos copiosa que la del año pasado. Dicen que es la generación Z, aunque curiosamente la mayoría de los videos muestran a varias generaciones anteriores levantando la pancarta… quizá la Z venía en camino, atrapada entre el tráfico y la apatía. Lo cierto es que nadie quiere dar la cara: en privado reclaman como si fueran a cambiar el rumbo del país en una sobremesa, pero en público guardan un silencio tan disciplinado que ni en las filas del oficialismo se ve algo parecido.

 

Sin embargo, la 4T deberá escuchar y atender el descontento. No minimizar las manifestaciones ni juzgarlas solo por el número de participantes. Muchas de las demandas son legítimas y, como hemos escrito, deben tener respuesta por parte de las autoridades; de lo contrario, el descontento puede crecer, así como la empatía de la ciudadanía con sus causas.

 

Como vemos, no todo es fácil para el segundo piso de la cuarta transformación: su punto débil, como siempre, son los gobiernos locales. La gestión municipal es complicada; y así como hay buenos gobiernos emanados de Morena y sus aliados, también hay otros que son auténticos ejercicios de fe… porque solo creyendo mucho uno entiende cómo siguen ahí.

 

Pero claro, todo dependerá de si la oposición decide comportarse como oposición o si, como en 2024, vuelve a ese extraño deporte extremo que tanto domina: jugar a perder creyendo que están ganando. Quizá para algunos sí sea cierto… al final, hay carreras donde llegar en último lugar también tiene premio.

 

Apunte al aire

 

A finales de la semana pasada estuve con servidores públicos del Ayuntamiento de Tlaxcala. Tuve oportunidad de compartir experiencias con funcionarios de distintas áreas. Cuando compartes, siempre se gana; la generosidad paga, y paga bien.

 

Les cuento: un funcionario me dijo que la diferencia entre el actual presidente municipal, el arquitecto Alfonso Sánchez, y otros jefes que había tenido, es que él sí sabía escuchar; además, le confiaba y lo dejaba trabajar. De ese funcionario, después me contaron en corto que hacía muy bien su trabajo y era un gran gestor social.

 

Confirmo mi tesis: gobernar es escuchar.