30 de octubre de 2025 | Redacción EPrensa:
MODA SOSTENIBLE: DE BASURAS TEXTILES A SEGUNDA VIDAUn país referente en sostenibilidad ha protagonizado una transformación radical en la gestión de desechos textiles, abandonando la práctica obsoleta de enterrar toneladas de ropa en vertederos para abrazar un modelo innovador que extiende la vida útil de las prendas y reduce drásticamente el impacto ambiental. Este cambio responde a la crisis global de fast fashion, donde anualmente se desechan millones de toneladas de fibras sintéticas y naturales que tardan siglos en degradarse, contaminando suelos y aguas con microplásticos y químicos tóxicos. Ahora, mediante redes de recolección puerta a puerta y centros de clasificación automatizados, la ropa usada se separa por calidad y material: lo en buen estado se reventa en mercados locales y plataformas digitales, lo reparable pasa por talleres de costura que remiendan y reinventan diseños vintage, mientras que las fibras irreparables se convierten en hilos nuevos para confección industrial mediante procesos de desfibrado y hilado ecológico. Esta revolución ha evitado el entierro de más de 100 mil toneladas anuales, generado miles de empleos verdes en comunidades vulnerables y posicionado al país como líder en economía circular textil, inspirando a marcas globales a invertir en producción responsable y cerrando el ciclo del consumo con estilo y conciencia ambiental. ***HORARIO DE VERANO: EL ABSURDO DE MANEJAR AL SOLCambiar los relojes dos veces al año para "dominar" al sol representa uno de los anacronismos más persistentes de la modernidad, un invento del siglo XX nacido en tiempos de guerra para ahorrar velas y carbón que hoy se revela contraproducente en una era de eficiencia energética real. Originado en la Revolución Industrial, el horario de verano pretendía alinear las horas de luz con las actividades productivas, pero estudios científicos masivos demuestran que no reduce el consumo eléctrico —las luces se encienden igual al atardecer tardío— y genera costos ocultos en agricultura, transporte y salud pública. Millones sufren trastornos circadianos por el "jet lag" primaveral: insomnio, depresión estacional, accidentes viales en aumento del 6% y hasta infartos cardíacos elevados en un 24% las primeras semanas, mientras los niños enfrentan fatiga crónica en escuelas desfasadas. Países pioneros ya lo abolieron —como Rusia, Brasil y gran parte de la Unión Europea tras consultas masivas—, optando por un tiempo estándar que respeta el ritmo natural del planeta, ahorra miles de millones en ajustes económicos y mejora el bienestar colectivo. Este ritual obsoleto clama por su fin definitivo, devolviendo el control del tiempo a la astronomía en lugar de la vanidad humana. ***Redacción
