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RUAC: la campaña del miedo que nunca existió

RUAC: la campaña del miedo que nunca existió

Por José Herrera

Primero fue el rumor: “Si no registras a tu perro o gato en el RUAC, te van a multar.”
Después vino la indignación en redes, los comentarios entre vecinos, las llamadas a veterinarios y hasta memes con mascotas esposadas. Finalmente, el gobierno de Puebla salió a aclarar: era mentira. Pero, como suele ocurrir con los rumores oficiales, lo que no se dice pesa más que el desmentido.

El Registro Único de Animales de Compañía (RUAC), como concepto federal, no tiene aplicación en Puebla. Así lo confirmó el Instituto de Bienestar Animal (IBA), dependiente de la Secretaría de Medio Ambiente estatal. En su lugar, la entidad cuenta con el más modesto Padrón Estatal de Perros y Gatos, un registro voluntario, gratuito y sin implicaciones sancionadoras.

Entonces, ¿de dónde salió la amenaza de multas? ¿Por qué se esparció con tal fuerza que ameritó un “comunicado urgente”?

Algunos señalan a malas interpretaciones de campañas federales que sí promueven el RUAC en otras entidades. Otros, con más suspicacia, apuntan a una posible estrategia para medir la reacción ciudadana ante un posible empadronamiento obligatorio en el futuro. Lo cierto es que el manejo errático de la información provocó más miedo que conciencia, más desinformación que tenencia responsable.

Mientras el IBA intenta calmar las aguas, recordando que el padrón estatal no es obligatorio y que nadie será multado, la ciudadanía se queda con la sensación de que el gobierno quiso aplicar el clásico “globo sonda”: lanzar una idea al aire, observar la reacción social y luego decidir si se institucionaliza o se niega.

La supuesta sanción nunca existió, pero la desconfianza sí. En un país donde las multas suelen aparecer como conejos de sombrero —de un día para otro y sin previo aviso—, cualquier obligación burocrática nueva genera sospechas. Y más si se habla de nuestras mascotas, miembros de la familia en hogares que ya sobreviven entre el SAT, el reemplacamiento y el Predial.

El padrón estatal tiene objetivos nobles: promover la tenencia responsable, generar estadísticas de población animal y prevenir el abandono. Pero falló en su comunicación. En lugar de informar con claridad, el gobierno permitió que el ruido tomara el control del mensaje. En tiempos de redes sociales, eso equivale a perder el control del relato.

Así que, por ahora, no habrá multas. Nadie tocará la puerta de tu casa para exigir el CURP de tu perro. Pero la desconfianza ya está sembrada. Y la pregunta queda en el aire: si un día deciden volverlo obligatorio, ¿también lo sabremos por un rumor?