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Las bodegas del silencio: el riesgo ignorado en la Central de Abasto

Las bodegas del silencio: el riesgo ignorado en la Central de Abasto


Por José Herrera
23 de junio de 2025

En un país donde los escándalos se entierran con cemento y las bombas de tiempo se normalizan como paisaje urbano, la Central de Abasto de Puebla carga con una amenaza tan visible como ignorada: 26 bodegas construidas en terrenos federales, sobre ductos de Pemex y áreas restringidas de la CFE, convertidas en refugio de la ilegalidad, el abandono… y la omisión.

Este lunes, el vicealmirante Francisco Sánchez González, titular de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, hizo lo que sus antecesores no se atrevieron: pidió públicamente la demolición de estas estructuras. No es una exageración. Según el propio funcionario, las bodegas —algunas sin uso, otras con actividad incierta— representan un riesgo inminente por su ubicación estratégica para delitos como robo de hidrocarburos, narcomenudeo o almacenamiento de mercancía ilícita.

No es el único en levantar la voz. Desde el jueves 19 de junio, el Consejo General de la Central de Abasto aprobó por unanimidad solicitar al Ayuntamiento su inmediata demolición. La razón es tan contundente como alarmante: las construcciones están asentadas sobre infraestructura crítica, en una zona de paso de ductos de Petróleos Mexicanos y áreas reservadas por la Comisión Federal de Electricidad.

¿Por qué nadie actuó antes?

La historia de estas bodegas es también la historia de la negligencia oficial. Fueron levantadas sin regulación, en una tierra de nadie, dentro de un corredor económico que genera millones, pero con escasa vigilancia y escaso interés institucional. Durante años, estos espacios fueron usados como puntos de distribución, bodegas logísticas o simples cascarones vacíos. Hasta que dejaron de estar vacíos.

“No sabemos si ya están siendo utilizadas con fines delictivos, pero lo cierto es que generan las condiciones para que eso ocurra”, dijo el vicealmirante Sánchez, durante una sesión de la Mesa de Seguridad en la que también participaron el secretario de Gobierno municipal, Franco Rodríguez, y el titular de la SSC, coronel Félix Pallares.

La pregunta, sin embargo, ya no es si hay riesgo. La pregunta es cuánto tiempo más el Ayuntamiento y el Gobierno del Estado seguirán posponiendo la intervención, sabiendo que esas estructuras están en la antesala del desastre.

Porque si la Central de Abasto alguna vez fue vista como el corazón comercial de Puebla, hoy late con miedo. Y no por los precios de la canasta básica, sino porque, al fondo de sus pasillos, bajo el resguardo de muros grises y abandono intencional, el crimen ha encontrado su propia bodega.