Cae ‘el Rudo’, presunto feminicida de Cruz del Pilar, abandonada en tierras de Cholula
El infierno tiene nombre, y esta vez se llama Ruperto N, alias ‘el Rudo’. Lo agarraron. Lo detuvieron en Coronango, el municipio que se pudre entre los sembradíos y el silencio. Lo pescaron con droga, dinero sucio, cartuchos útiles y una motocicleta como las que usan los cobardes que huyen después de disparar.
‘El Rudo’ es señalado como el presunto feminicida de Cruz del Pilar, la joven de 22 años que fue encontrada tirada como un objeto inservible en los campos de San Francisco Cuapan, junta auxiliar de San Pedro Cholula. Dos semanas atrás, su cuerpo apareció amordazado, maniatado, con heridas de bala. A unos metros, el viento olía a tierra mojada y a muerte.
Antes de eso, Ruperto también habría matado a Eleazar N, el novio de Cruz. Un albañil. Le metieron al menos diez tiros mientras estaba con ella en su camioneta. Era de día. La calle no era calle, era territorio sin ley. Cruz vio todo. Luego se la llevaron. A ella sí se la llevaron. A su hija, pequeña, la dejaron abandonada en la calle, sola, confundida, flotando en el horror como flotan los globos desinflados después de una fiesta rota.
El crimen ya no es un rumor. Es un sistema. Y Ruperto es una pieza de ese engranaje oxidado que aún funciona porque nadie lo detiene a tiempo. La Secretaría de Seguridad Pública lo señala como generador de violencia. Uno más. Uno que quizá responde a alguien más. Porque la Fiscalía ya investiga si este tipo es parte de un grupo delictivo que opera en la zona. Como si no lo supiéramos ya.
Cruz del Pilar tenía 22 años. Tenía una hija. Tenía una vida que no debía haber terminado así, entre balas, sogas y abandono. Su familia la buscó. Emitieron ficha. Denunciaron. Encontraron.
Ahora la historia sigue. En los expedientes. En las audiencias. En los titulares que duran un día. Mientras tanto, ‘el Rudo’ duerme tras las rejas. Y el pueblo duerme con los ojos abiertos, porque allá afuera hay más como él.