Atentado a balazos en Valle Dorado: Néstor Jesús, dirigente de la 28 de Octubre, sobrevive de milagro
Por José Herrera
La noche del lunes, el silencio de Valle Dorado fue quebrado por detonaciones de arma de fuego. No era cualquier víctima. Se trataba de Néstor Jesús G.G., dirigente de la histórica organización “28 de Octubre”, quien fue emboscado cuando llegaba a su domicilio y acribillado dentro de su camioneta. La escena, como de guerra sucia: impactos de bala, sangre en el volante, y un vehículo estampado contra un inmueble.
Eran cerca de las 20:00 horas cuando vecinos de la 22-B Poniente y la 33 Norte escucharon los disparos. Lo siguiente fue el estruendo del motor fuera de control y el golpe seco del vehículo contra una fachada. Cuando los cuerpos de emergencia llegaron, el líder social yacía herido, con un balazo en la cara y otro en la mano izquierda. Sobrevivió, pero apenas. Fue trasladado en estado grave al Hospital General del Sur.
La violencia no es casualidad
El atentado contra Néstor Jesús ocurre en un contexto de creciente tensión entre grupos sociales, comerciantes organizados y autoridades estatales. La “28 de Octubre” no es una organización cualquiera: su historia está teñida de persecución política, cárcel para sus líderes, campañas de desprestigio y represión directa. No faltan los que, en los pasillos del poder, desean ver desaparecer su legado de lucha callejera y resistencia.
La pregunta no es solo quién disparó, sino quién ordenó y por qué. La organización ha denunciado en el pasado hostigamiento institucional, amenazas veladas y campañas mediáticas que la señalan como “incómoda” para el orden público. A eso se suma su presencia activa en mercados, plantones y protestas: un estorbo para los intereses que prefieren el silencio a la disidencia.
Acordonamiento, pero sin detenidos
Pese al amplio operativo montado alrededor de Plaza San Pedro y calles aledañas, no hay detenidos ni una versión oficial clara. Las autoridades, como es costumbre, se refugian en el expediente del “proceso en curso” y el “sigilo de la investigación”, mientras los agresores siguen libres.
¿Fue un intento de ejecución política?, ¿una advertencia?, ¿un ajuste de cuentas ajeno a su liderazgo social? Las preguntas flotan en el aire y, como en otros casos, corren el riesgo de quedar archivadas en la impunidad.
El silencio del gobierno
Hasta el cierre de esta edición, ninguna autoridad estatal había emitido un posicionamiento sobre el atentado. Ni el gobernador Sergio Salomón Céspedes, ni la Secretaría de Gobernación, ni la Secretaría de Seguridad Pública. El mutismo oficial contrasta con el rugido de los disparos y la desesperación de los vecinos que vieron caer a un dirigente popular.
En un estado donde las ejecuciones, los atentados y los ajustes de cuentas parecen normalizarse, el ataque contra Néstor Jesús recuerda que la violencia política no es cosa del pasado, y que los líderes sociales siguen siendo blanco fácil en un país donde la organización incomoda más que el crimen.