El caso Debanhi continúa revelando grietas profundas en las instituciones en Nuevo León, pese a los últimos intentos de enmendar los fallos cometidos. Especialmente uno: cómo fue posible que hallaran el cadáver de la joven en la cisterna de un recinto que habÃa sido cateado cuatro veces. El Estado, bastión industrial del paÃs, se ha convertido en el epicentro de una crisis de mujeres desaparecidas y asesinadas —hay más de 47 que desaparecieron este año y aún no han sido encontradas— y el Gobierno, liderado por Samuel GarcÃa, trata a contrarreloj de amortiguar los golpes que ha recibido por la indignación tras los últimos dos cadáveres de chicas encontrados, el de Debanhi, y antes, el de MarÃa Fernanda Contreras, de 27 años.
En los vÃdeos que ha proyectado la FiscalÃa, llama la atención uno en el que se observa a Debanhi rodeando el edificio circular del restaurante del motel (abandonado) corriendo. Las imágenes, como el caso, arrojan de nuevo más incógnitas que no han sido resueltas por las autoridades. ¿Por qué corrÃa?, ¿estaba siendo perseguida?, ¿huÃa de algo o de alguien? La FiscalÃa no ha podido responder a estas preguntas, pues las escasas imágenes de las que dispone, según señalan, no muestran a nadie más que a la chica. En otro vÃdeo, Debanhi se asoma a la puerta del restaurante y esta es la última imagen que se tiene de momento de ella poco antes de morir. Eran las 4:54 horas del 9 de abril.
Ante las preguntas de la prensa sobre la causa de la muerte y la petición de hacer públicos más detalles de la autopsia, las autoridades han pedido tiempo. Un fuerte golpe en la cabeza es de momento el único motivo del fallecimiento de la joven, a la espera de que el padre de la vÃctima, Mario Escobar, difunda más datos de la necropsia con un perito independiente que solicitó después de la oficial. Pues de momento no se sabe si Debanhi sufrió abuso sexual antes de morir o no, dato que serÃa clave para apuntar al feminicidio.
Tras las repetidas torpezas de los funcionarios de Nuevo León, incluido el fiscal, Gustavo Adolfo Guerrero, el vicefiscal, Luis Enrique Orozco y hasta el secretario de Seguridad, Aldo Fasci, que trataron con poca sensibilidad el tema desde el principio, llegando a insinuar antes de tiempo el posible “accidente” de la joven, la FiscalÃa ha optado por nombrar a una mujer como vocera del caso. La nueva portavoz de los avances en la investigación será Griselda Núñez Espinoza, titular de la FiscalÃa Especializada en Feminicidios.
Revictimización en ‘prime time’
Las últimas horas de Debanhi se han convertido en un espectáculo macabro en las cadenas de televisión locales. La entrevista al chofer, David Cuéllar, en Tv Azteca, quien la recogió de la fiesta y luego la abandonó en la carretera frente al motel, solo ha aportado un dato irrelevante: “No estaba en sus cinco sentidos”. Abonando todavÃa más a la revictimización que irrita no solo a la familia de la joven, sino a otras miles de mujeres desaparecidas y asesinadas en el paÃs. Las amigas de Debanhi, que la mandaron con el conductor esa noche, aportaron lo mismo en otra entrevista para Televisa Monterrey: “Estaba descontrolada”.
No es la primera vez que ante la muerte violenta de una mujer en México, la primera culpable es la vÃctima. Porque estaba borracha, porque salió de fiesta, porque se puso “insoportable”, porque “quién sabe qué le dieron”, porque “qué malas sus amigas”, también mujeres, porque “seguro se cayó” a la cisterna. Han sido tantos los casos de mujeres asesinadas en el paÃs a las que les han achacado este tipo de cuestionamientos, mucho antes de que se lleve a cabo una mÃnima investigación seria —sucedió igual con el caso Lesvy BerlÃn Osorio, en la capital— que estos ataques se han convertido en un eslogan del movimiento feminista.
La lucha de las mujeres en el paÃs, más fuerte que nunca, ha permitido que ni el caso de Debanhi Escobar, ni el de Maria Fernanda Contreras, ni el de Yolanda MartÃnez (todavÃa sin aparecer) se conviertan en una cifra más. Los colectivos de feministas en Nuevo León han provocado jornadas consecutivas de protestas —hace dos semanas— que han acabado incendiando la puerta del Palacio de Gobierno de Samuel GarcÃa y han hecho temblar a las instituciones que trabajan estos dÃas a marchas forzadas. Responsabilizar a la vÃctima en prime time ya no funciona para un sector de la audiencia.