Corrupción de mostrador: cae registrador público de TeziutlÔn por intento de soborno
En los pasillos oscuros del Registro PĆŗblico de la Propiedad de Puebla, donde los trĆ”mites se deslizan entre carpetas y sellos sin fecha, el dinero en efectivo sigue siendo la moneda mĆ”s eficiente para desactivar auditorĆas, esconder anomalĆas o facilitar escrituras a modo. En este contexto, Eduardo JosĆ© N., exregistrador de la oficina de TeziutlĆ”n, fue vinculado a proceso por cohecho, acusado de haber ofrecido 50 mil pesos en efectivo para que no le realizaran revisiones administrativas.
El hecho —segĆŗn informó la FiscalĆa General del Estado (FGE) a travĆ©s de un boletĆn oficial— ocurrió a principios de 2025, cuando el ahora imputado intentó sobornar a funcionarios del Registro PĆŗblico con sede en la ciudad de Puebla, buscando evitar la fiscalización de su oficina registral en la sierra nororiental del estado.
La oferta no solo fue rechazada. También fue documentada y denunciada. Con los elementos aportados por el Ministerio Público, el juez de control determinó vincularlo a proceso penal, ordenando ademÔs que permanezca en prisión preventiva justificada mientras se desahogan las etapas del juicio.
Un sistema en crisis: corrupción inmobiliaria desde lo público
Aunque el monto del soborno pareciera menor frente a los grandes escÔndalos de desfalcos millonarios, el caso revela el funcionamiento cotidiano de los pequeños actos de corrupción institucionalizados, especialmente en el Ômbito de los registros públicos, donde el trÔfico de escrituras, alteración de documentos y desaparición de folios han sido prÔctica recurrente.
El Registro PĆŗblico de la Propiedad es una pieza clave en el trĆ”fico de tierras y el blanqueo de propiedades. Su control garantiza acceso a la legalización de inmuebles irregulares, adjudicación de terrenos ejidales, manipulación de testamentos o regularización exprĆ©s de bienes adquiridos con recursos de procedencia ilĆcita. Y en muchos casos, estas maniobras no requieren millones: basta con “convencer” al personal adecuado con el dinero suficiente.
El caso de Eduardo José N. no es aislado, pero sà es sintomÔtico. Se trata de una estructura burocrÔtica heredada, sin contrapesos internos, donde el poder local actúa con impunidad mientras no incomode a las cúpulas. La pregunta no es si hay mÔs casos asà en Puebla, sino cuÔntos permanecen impunes.
Silencio institucional y redes polĆticas
Hasta el momento, ninguna autoridad estatal —ni de la SecretarĆa de Gobernación ni del Instituto Registral y Catastral— ha emitido pronunciamiento pĆŗblico sobre el caso. Tampoco se ha informado si el imputado tenĆa vĆnculos polĆticos o si fue nombrado por cuotas de partido. En municipios como TeziutlĆ”n, estas oficinas suelen operar como espacios de control territorial, mĆ”s cercanos a los intereses de alcaldes y caciques que a la ciudadanĆa.
El caso abre una ventana que convendrĆa no cerrar: ¿CuĆ”ntas propiedades han sido registradas de forma irregular bajo su gestión? ¿QuiĆ©nes mĆ”s estĆ”n involucrados en esta red de encubrimiento? ¿Se revisarĆ”n los actos jurĆdicos autorizados durante su encargo?
EpĆlogo provisional
Mientras Eduardo JosĆ© N. permanece en prisión preventiva, su intento de soborno nos recuerda que la corrupción mĆ”s letal no siempre viene de los grandes contratos o los desfalcos pĆŗblicos, sino de esos “50 mil pesos” que buscan comprar silencio, detener auditorĆas o proteger a redes mĆ”s amplias.
QuizÔs la verdadera revisión que necesita el Registro Público no es administrativa, sino ética y estructural.