Cholula: el tĂșnel cerrado y la herida abierta
En un paĂs donde los vestigios del pasado son a menudo vĂctimas de la desidia del presente, el reciente vandalismo en la zona arqueolĂłgica de Cholula no solo grafitea muros, sino que mancha tambiĂ©n la responsabilidad de las autoridades culturales. Esta mañana, los accesos al tĂșnel subterrĂĄneo —uno de los Ăconos turĂsticos y patrimoniales de Puebla— amanecieron con pintas que indignaron a vecinos y visitantes. No es para menos: el paso lleva cerrado desde 2022, oficialmente por obras de mantenimiento y modernizaciĂłn, pero sin avances visibles ni fecha de reapertura.
La noticia no es solo el grafiti, sino la omisiĂłn persistente del INAH, que hasta el momento no ha emitido pronunciamiento alguno sobre los daños ni sobre la restauraciĂłn del sitio. A tres años del cierre, la falta de claridad sobre el destino del tĂșnel arqueolĂłgico alimenta la percepciĂłn de abandono, mientras el deterioro se acumula al mismo ritmo que la indignaciĂłn ciudadana.
Cholula, con su pirĂĄmide milenaria y tĂșneles prehispĂĄnicos, es mĂĄs que una atracciĂłn turĂstica: es sĂmbolo de una identidad cultural que exige cuidado, no solo en los discursos oficiales, sino en la prĂĄctica cotidiana de protecciĂłn al patrimonio. El silencio institucional tras el acto vandĂĄlico no solo agrava el daño fĂsico, sino que profundiza el vacĂo de gestiĂłn que desde hace años mantiene la entrada cerrada... y la herida abierta.