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“Bachetón, Por Amor a Puebla”

“Bachetón, Por Amor a Puebla”: una inversión insuficiente, pero un cambio necesario frente a la simulación municipal

Por José Herrera

La inversión de 50 millones de pesos que anunció el gobernador Alejandro Armenta Mier para poner en marcha el programa emergente de bacheo en la capital poblana, bautizado con buen tino como “Bachetón, Por Amor a Puebla”, es apenas una gota en el océano del deterioro que sufren las vialidades de esta ciudad.

Sí, la cantidad es modesta frente a la magnitud del problema, pero representa algo que ningún gobierno municipal reciente se atrevió siquiera a intentar: un reconocimiento real del desastre vial y un esfuerzo visible para comenzar a corregirlo. Basta recordar que las administraciones de Claudia Rivera Vivanco, Eduardo Rivera Pérez y Adán Domínguez Sánchez gastaron cada una más de 300 millones en bacheo... para que las calles siguieran en el mismo estado ruinoso. Parches sobre parches, nada más.

El daño es evidente. Las calles de Puebla no están simplemente parchadas, están explotadas, sembradas de cráteres y socavones, testimonio claro del fracaso y la simulación política municipal. Ahí no hay voluntad ni calidad en los trabajos, sólo negocios y prebendas disfrazados de mantenimiento urbano.

Y mientras las calles parecen campos de guerra, el gobierno del estado destina una cifra mucho mayor —más de 258 millones de pesos— para espectáculos en la Feria de Puebla, una fiesta efímera que llena de luces y música las noches, pero que no arregla ni una sola avenida. Aquí queda la pregunta para todos los ciudadanos: ¿qué es más urgente y necesario para Puebla, calles dignas o conciertos caros?

Coordinadores con agenda política

Pero el Bachetón no es sólo una inversión, es también un movimiento político que el gobernador Armenta ha diseñado para apuntalar a su grupo en la capital. Tres figuras —la diputada Laura Artemisa García Chávez, el exlíder sindical Israel Pacheco Velázquez, y la campeona mundial de boxeo y secretaria del deporte, Gabriela “La Bonita” Sánchez Saavedra— fueron nombrados coordinadores de brigadas para decidir qué calles y colonias se arreglarán.

El reparto del presupuesto y el control del programa emergente revelan, sin embargo, las dudas sobre los verdaderos fines detrás del proyecto. ¿Por qué estos recursos y este programa no fueron asignados directamente al gobierno municipal encabezado por José Chedraui Budib? ¿Acaso Armenta no confía en la actual administración municipal o simplemente no quiere fortalecerla?

Y más importante aún: ¿qué hace la secretaria del deporte en un programa de bacheo? Que una funcionaria cuya especialidad no es la infraestructura ni el mantenimiento urbano sea responsable de coordinar brigadas para decidir dónde se aplican recursos refleja la improvisación y el uso político del programa.

El fin, sin embargo, justifica los medios

Pese a las dudas y críticas, el gobierno estatal ha dado un paso adelante donde los municipios han estado paralizados en un círculo vicioso de simulación y corrupción. El deterioro de las vialidades no es un asunto menor; impacta directamente en la calidad de vida, la economía y la imagen de Puebla.

Que el gobernador Armenta asuma la responsabilidad y destine recursos para hacer un esfuerzo visible —aunque pequeño— es un signo alentador. Lo que falta es que el programa sea transparente, con rendición de cuentas clara y que no se convierta en un mecanismo para impulsar campañas políticas o repartir cuotas clientelares.

Conclusión

Puebla merece calles dignas y gobiernos responsables. Que el “Bachetón” sea sólo el principio de una nueva forma de gobernar: sin simulación, sin corrupción, y con resultados reales para la gente. Porque más allá de los discursos y los espectáculos, el pavimento dice la verdad de una ciudad.