Mujer muere en ambulancia afuera del Hospital de la Mujer en Tehuacán: negligencia y burocracia que matan
Por José Herrera
Tehuacán, Pue.— Una mujer de 27 años falleció dentro de una ambulancia estacionada en el patio del Hospital de la Mujer de Tehuacán sin haber sido atendida por personal médico, luego de sufrir complicaciones postparto tras dar a luz en un hospital privado.
El caso ocurrió la tarde del lunes 12 de mayo y ha encendido nuevamente las alarmas sobre las deficiencias estructurales del sistema de salud en Puebla, donde la falta de coordinación entre hospitales públicos y privados, sumada a la burocracia institucional, puede costar vidas.
La paciente, cuya identidad no ha sido revelada, fue atendida inicialmente en el Hospital Los Ángeles. Tras el parto, presentó un paro cardiaco y fue trasladada de emergencia por paramédicos de la corporación Ángeles de Vida al Hospital de la Mujer, donde se presumía podría recibir atención especializada. Sin embargo, al arribar alrededor de las 16:00 horas, la mujer no fue recibida de inmediato.
Permaneció varios minutos en el interior de la ambulancia, a la espera de ser ingresada. Durante ese lapso crítico, no hubo respuesta oportuna por parte del hospital público. Murió sin atención médica efectiva. El bebé, por su parte, fue reportado como estable, aunque se desconocen los detalles de su condición y paradero.
La imagen del cuerpo de la joven madre en una camilla improvisada, cubierto con una sábana blanca en plena zona de estacionamiento del hospital, mientras familiares guardaban silencio, resume en forma brutal la inhumanidad de un sistema atrapado entre la saturación, la indiferencia y la desarticulación.
Hasta el cierre de esta edición, ninguna autoridad del sector salud ha ofrecido una explicación oficial sobre los motivos del rechazo o demora en la atención médica. Tampoco se ha emitido algún pronunciamiento institucional por parte de la Secretaría de Salud estatal ni del propio hospital.
En Puebla, no es la primera vez que se registran muertes de pacientes fuera de unidades médicas por falta de respuesta oportuna. Organizaciones de derechos humanos y colectivos feministas han señalado reiteradamente el abandono y la violencia estructural que enfrentan las mujeres en los servicios públicos de salud, especialmente durante procesos de maternidad, donde deberían contar con prioridad y atención inmediata.
La muerte de esta mujer no fue súbita ni inevitable: fue una consecuencia directa de un sistema fragmentado que deja en pausa el derecho más elemental de cualquier ser humano —la atención médica de emergencia—, incluso cuando el paciente ya ha llegado a las puertas del hospital.
En un país donde el acceso a la salud está garantizado por la Constitución, cada muerte en estas condiciones no solo es una tragedia personal: es un fallo institucional que debería generar consecuencias administrativas y penales. Pero, como tantas otras veces, es probable que el caso quede reducido a una nota más y a un cuerpo menos.