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Crónica de una oposición confundida

  Crónica de una oposición confundida


El pesimismo es un componente típico de los perdedores, de los mediocres…


Jesús Horacio Cano Vargas

Abogado con estudios en Derecho Constitucional y Amparo. Servidor público por vocación, ha sido profesor universitario, y asesor jurídico de empresas y entidades gubernamentales, pero sobre todo, apasionado de lo que hace.

Lunes, Mayo 12, 2025

El pesimismo no admite razones, simplemente ve lo malo para esperar lo peor. A veces lo hace con una simple premisa que parece ser negativa, como todo lo que ven sus ojos. Es lo contrario de lo que pasa con el optimismo que espera siempre lo mejor, aun sin saber las razones, como señala Terry Eagleton en su libro Esperanza sin optimismo: “La esperanza difiere del optimismo en que no anticipa confiadamente un resultado positivo”.

Qué difícil es ser oposición en México, y al mismo tiempo que engañoso si estás inmerso, y quizá cegado, en el mundo de lo inmediato que ofrecen las redes sociales, donde tu percepción parece ser la que marcas con lo que escribes o dices, así como lo que te dicen tus seguidores o incluso tus bots, autoengaño dicen. Las redes sociales te dicen lo que quieres escuchar, los algoritmos están diseñados para ello; sin embargo, las casillas a la hora de las elecciones dijeron, dicen y dirán otra cosa. Parece contradicción, pero hay quien se encierra en sus redes sociales y vive en otra realidad.

Qué difícil es ser oposición en México, puedes al mismo tiempo descalificar la encuesta que pone a la presidenta Claudia Sheinbaum como la más popular en la historia y luego descalificar a políticos que no les va bien en las mismas. Son premisas iguales pero con diferentes conclusiones. A eso se le llama esquizofrenia o quizá “se pasan de listos” y aprovechan la corta memoria colectiva que tenemos. Conozco muchos casos de presidentes municipales que se reeligen cuando todo el tiempo les dijeron que eran impopulares. La popularidad no es lo mismo que el buen gobierno, ni viceversa, deberíamos de dejar de ver relación donde no la hay.

Qué difícil es ser oposición en México, pensar que con un argumento complicadísimo, muchas veces orientado a la verdad, vas a convencer a millones de mexicanos que hoy están felices con la política social que ha impulsado la Cuarta Transformación, es como lanzar piedras a un castillo de acero y así quererlo tumbar.


Qué difícil es ser oposición en México, cuando quieres engañar con argumentos igual de complicados pero además falaces. Al intentar engañar a los ciudadanos la credibilidad que puedas tener ante la gente se desmorona afectando futuros argumentos por más verdaderas que puedan ser. Ahí está el caso de las encuestas de Massive Caller, al intentar verle la cara a los electores, hoy es una encuestadora a la que nadie le cree.


Qué difícil ser oposición en México, cuando ves en las demás fuerzas políticas un enemigo más a vencer en lugar de un aliado con el cual trabajar. A veces las críticas superficiales o incluso ”ad hominem” que no generan contenido o agenda propia puede hacer solamente el caldo gordo a los enemigos internos que tiene la persona en el poder, que a veces parece son sus verdaderos aliados. La soberbia o proteger el interés económico de “ser oposición” a veces puede más que el querer aportar algo a la comunidad desde la oposición.


Qué difícil es ser oposición en México, cuando caes en el pesimismo. Porque así como bien señala Terry Eagleton en la obra antes señalada: “El optimismo es un componente típico de las ideologías de las clases dominantes”, creo que el pesimismo es un componente típico de los perdedores, de los mediocres pues. Así, sin tantos rodeos.


Siempre lo he dicho, nuestro país, nuestro estado y nuestro municipio necesita una oposición articulada, congruente, con propuestas claras y sin ese pesimismo que a veces se va arrastrando, en el que lo único que veo es hay mediocridad. Al tiempo…

Amice, si me audies, bene facies…

En una colaboración anterior denominada Sede Vacante escribí que quien busque analizar la elección del Papa como si fuera la elección de un presidente o un primer ministro, el análisis sería bastante deficiente. Vaya, hubo quien dividió entre bloques al colegio cardenalicio. López-Dóriga llegó a afirmar que el Papa no sería ni del continente americano ni del asiático. En las apuestas, no había momio para el cardenal Robert Prevost quien hoy es el Papa León XIV.

No se equivoquen y háganme caso cuando les digo que encasillar a un Papa en una ideología de izquierda o de derecha es poco viable y fiable. Esos son valores que no corresponden a la Iglesia Católica. Basta recordar la gran revolución que causó en su tiempo la encíclica de León XIII Rerum Novarum, que criticaba al socialismo, pero también al capitalismo; formando la Doctrina Social Cristiana. No se les olvide, el Evangelio no es de izquierda ni de derecha…