30 de mayo de 2025
Ejecutados en Los Lavaderos: vendedor de pantalones y cliente, víctimas colaterales de la narcoeconomía local
Puebla, Pue.— Los cuerpos de los dos hombres asesinados durante la balacera registrada la noche del jueves en el tianguis de Los Lavaderos ya fueron identificados por sus familiares: se trata de José Manuel, comerciante de ropa originario de San Jerónimo Caleras, y Alejandro F., vecino de Lomas del Sur, quien habría acudido como cliente al tianguis. Ninguno de ellos tenía antecedentes penales, pero ambos terminaron muertos en una escena que, según la Fiscalía General del Estado (FGE), apunta a un ataque directo vinculado al narcomenudeo.
En una ciudad donde la violencia parece haberse mimetizado con la cotidianidad del comercio ambulante, la ejecución de ambos hombres desató una ola de versiones extraoficiales, imágenes escabrosas y confusión entre tianguistas y clientes que, apenas minutos antes, intercambiaban mercancías entre lonas y carretillas. La sangre regada sobre los adoquines evidenció una verdad incómoda: el crimen organizado ya no se oculta en las sombras; opera a plena luz, incluso entre puestos de pantalones.
José Manuel tenía 35 años y llevaba más de una década vendiendo ropa en mercados populares. Fue su madre quien lo identificó ante el Ministerio Público. “Él no tenía problemas con nadie”, dijo entre sollozos. Por su parte, Alejandro F., de 51 años, fue identificado por su hermana. De acuerdo con los testimonios recabados, acudía de forma ocasional a Los Lavaderos a surtirse de ropa a bajo costo. Nunca volvió a casa.
Ataque directo, sin detenidos
La Fiscal del Estado, Idamis Pastor Betancourt, confirmó la línea de investigación principal: un ajuste de cuentas entre narcomenudistas. Aunque las víctimas reconocidas hasta ahora no figuran en registros criminales, el móvil, según Pastor, “responde a un ataque directo” vinculado con actividades delictivas dentro o en las inmediaciones del tianguis.
La funcionaria evitó responder si dentro del tianguis se realizan transacciones de droga, pero aceptó que, al momento de los hechos —ocurridos cuando los comerciantes ya recogían sus puestos—, no se hallaron más indicios de actividades ilícitas. “Seguimos trabajando en coordinación con autoridades federales y municipales”, sostuvo.
Cinco personas más resultaron heridas durante el tiroteo, pero la fiscalía no ha revelado detalles sobre su identidad ni estado de salud. Tampoco hay detenidos, y los responsables del ataque —varios hombres armados que huyeron en motocicletas y una camioneta— siguen sin ser localizados.
Crimen organizado entre lonas y rebajas
Los Lavaderos, un mercado semifijo históricamente tolerado por las autoridades municipales, se encuentra a menos de un kilómetro del Centro Histórico de Puebla. Aunque oficialmente el lugar opera como punto de comercio informal, vecinos y locatarios han denunciado, en repetidas ocasiones, la presencia de grupos de choque, cobros de piso y venta de droga.
El ataque reaviva viejas heridas de una ciudad que ha visto en sus tianguis un campo de batalla encubierto. El 20 de febrero pasado, otra balacera —también atribuida a una disputa entre narcomenudistas— se registró en el Mercado Morelos. En ambos casos, la FGE ha optado por el mismo guion: investigación abierta, búsqueda de responsables, nula captura.
Mientras tanto, los familiares de José Manuel y Alejandro F. velan a sus muertos entre la indignación y el miedo. “No eran criminales, eran trabajadores”, dijeron.
José Herrera
Con información de campo y testimonios directos recopilados en Los Lavaderos.