Análisis histórico y cifras sobre el ascenso de mujeres en el crimen organizado y su impacto social en Puebla
Contexto histórico: el papel de las mujeres en el crimen organizado
Históricamente, el crimen organizado en México estuvo dominado por hombres, relegando a las mujeres a roles secundarios como “mulas” o encargadas de actividades domésticas dentro de las organizaciones. Sin embargo, desde finales del siglo XX y principios del XXI, ha habido un crecimiento significativo en la presencia y liderazgo femenino dentro del narcotráfico y otros delitos relacionados.
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En Puebla, este fenómeno se ha acelerado en la última década, especialmente en las zonas urbanas y periurbanas como la capital y municipios conurbados (San Martín Texmelucan, Amozoc).
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Un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM, 2023) señaló que aproximadamente el 15% de los liderazgos criminales en Puebla están ahora ocupados por mujeres, cifra que hace apenas 10 años era inferior al 5%.
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Este cambio responde a diversos factores, entre ellos: la detención o abatimiento de figuras masculinas clave, el ascenso de mujeres que heredan poder familiar (como es el caso de “La Reina del Oriente”), y la creciente capacidad de las mujeres para manejar redes de distribución, extorsión y control territorial.
Comparativa con otros estados y figuras femeninas
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En estados vecinos como Veracruz y Guerrero, figuras conocidas como “La China” y “La Catrina” han liderado cárteles con estructuras similares, tomando control territorial, imponiendo violencia y manejando economías ilícitas que afectan a miles de habitantes.
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Según la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC, 2024), los homicidios relacionados con el crimen organizado donde se identificó liderazgo femenino aumentaron en un 30% en los últimos tres años en la región centro-sur del país.
Impacto social y comunitario con cifras relevantes
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De acuerdo con el Observatorio Ciudadano de Seguridad Pública (2024), las colonias bajo control de grupos con liderazgos femeninos en Puebla reportan tasas de homicidio hasta un 40% más altas que el promedio estatal.
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El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2023) documentó que en las zonas de mayor influencia del narcotráfico en Puebla, la percepción de inseguridad supera el 80%, con un aumento en la denuncia de delitos relacionados con violencia familiar, secuestro y extorsión.
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Además, la presencia de mujeres líderes criminales no ha reducido la violencia de género; al contrario, en algunos casos se han reportado nuevas formas de violencia dirigidas específicamente a mujeres y menores, quienes sufren doble victimización (INEGI, 2023).
Dinámicas de poder y economías ilegales
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La investigación de la Fiscalía General del Estado (FGE, 2025) sobre “La Reina del Oriente” reveló que el control de la venta y distribución de droga, así como la operación de negocios “fachada” (rosticerías, tortillerías) representaban un sistema económico paralelo que mantenía a miles en condiciones de vulnerabilidad y dependencia.
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Este modelo reproduce desigualdades socioeconómicas, en las que la falta de oportunidades legitima la participación en actividades ilícitas como mecanismo de subsistencia o ascenso social.
Conclusión
El ascenso de mujeres como “La Reina del Oriente” en el crimen organizado poblano no solo representa un cambio en la estructura y dinámica delictiva, sino que también plantea nuevos retos para la seguridad pública y la justicia social. La violencia, el miedo y la dependencia económica que generan afectan profundamente a las comunidades, reforzando ciclos de pobreza y exclusión que solo pueden ser revertidos con políticas integrales que combinen seguridad, justicia, inclusión social y género.