Sin pelos en la lengua
La noche de los dedos negros y
la mano peluda.
Salvador Herrera
No lo cuente, pero se dice que
prender el arbolito navideño cholulteca fue un evento desastroso, cuyos
asistentes no sabían si reír o llorar. Les cuento.
Pues resulta que con mucha
publicidad se difundió el evento de encender el árbol navideño, se dice que fue donado por algunos cholultecas y otros que como pago de concesión de los
puestos que se lo encargaron a un líder de comerciantes.
Cuando la encargada de dirigir
el programa, entre el discurso empalagoso y bastante rastrero elogió a la
presidenta cercana a la gente (la que se digna saludar) comenzaron a chiflar
desde “gayola”, bueno desde la parte del kiosko, disfrazado de baño público.
Luego la presidenta Tonantzin
dio su discurso, entre porras y matracas de sus allegados, y la rechifla del
pueblo que se dio cita por el lugar. Elogió y agradeció a los donantes del
ponche, piñatas y arbolito.
Dicen los que saben, que la
presidencia municipal está en ceros y únicamente alcanza para pagar su sueldo, a los regidores y algunos empleados.
Por cierto… en muchas
dependencias siguen los mismos.
¿Acuerdo?
Bueno, eso es otra historia.
Hasta la próxima.
P.D. ¿Y los dedos negros y la
mano peluda? … se los cuento mañana.