Las monjas parecen bastante impresionadas por la fashionista, como revelan sus sonrisas. No se lanzan opiniones o juicios pesados por vestir de una determinada manera en aquellos tiempos.
El atuendo de esa mujer es muy diferente de los vestidos tradicionales que llevan las monjas. Ellas reflejan la sencillez, mientras que esa señora tiene su estilo a punto con accesorios perfectos. Una cosa que es similar es la elegancia y la confianza.