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Vampiros

Excéntricos personajes británicos beben su propia sangre

2013-07-16 | En Gran Bretaña, Lia Benninghoff –de 20años- conoció a Aro Draven –de 38- a través de un sitio web de citas en febrero de este año. Ahora ella ha sido iniciada en el vampirismo por Aron, y su amor lo demuestran con sangre fresca. La sangrienta pareja intercambia cuatro veces a la semana su sangre, que beben en elegantes copas. Prefieren ropa oscura y no disfrutan del sol; por lo que su vida prácticamente transcurre de noche.

Después de tres semanas de intenso romance, Aro le propuso convertirse en vampiro durante una ceremonia de intercambio de sangre. “Desde el momento en que nos conocimos, supe que Aron era el elegido; y decidí convertirme al vampirismo. Cuando me dijo que era un vampiro, fue emocionante”, admite la joven.

“No me di cuenta antes que los vampiros realmente existen, pero yo siempre había esperado que así fuera”, comenta Lia y agrega: “Cuando me explicó que el intercambio de sangre nos acercaría, le pedí que me convirtiera”.

En el ritual de iniciación de Lía al Vampirismo, los dos enamorados bebieron su sangre directamente de la piel. “Aro se cortó con una navaja en la parte posterior de su brazo y luego me ofreció su sangre. Entonces me cortó y yo bebí demasiada. De repente sentí la energía corriendo a través de mí. Fue una experiencia mágica, mucho más íntima que el sexo”, asegura Lia.

A la chica le encantó la experiencia y dice que ahora es una hembra vampiro; y se siente mucho más saludable: “De repente sentí la energía corriendo a través de mí. Me tomó un día para que la transformación fuera completa, y después me sentí revitalizada”.

Aro fue adoptado por una pareja de Londres y dice provenir de la misma región de Rumania que Vlad Drăculea, el héroe nacional rumano en que el escritor irlandés Bram Stoker se inspiró para crear a su personaje, el vampiro Conde Drácula.

Por ahora la pareja convertida al vampirismo solo planea una boda al estilo halloween, porque  Aron está desempleado y es padre de cinco hijos de anteriores matrimonios.

El vampirismo o sindrome de Renfield, es considerado un raro trastorno mental caracterizado por la excitación sexual asociada con una necesidad compulsiva de ver, sentir o ingerir sangre. La pareja incluso compra regularmente sangre de cerdo de un Rastro. “Si yo no bebo la sangre, de repente me empiezo a sentir muy débil”, confiesa Lia.

La sangrienta pareja aclara a sus vecinos, amigos y familiares, que ellos nunca beberían sangre de personas que no aceptan el vampirismo y que serian incapaces de obtenerla sin el permiso del donante. “No es que vayamos a ir de ronda a morder a cualquier persona mayor en la calle. Solo compartimos sangre entre nosotros, y ambos hemos realizado pruebas contra enfermedades contagiosas”, detalla Lia.

La pareja de “vampiros” espera que el intercambio de sangre fresca –sea humana o de animales- le permita aplazar los efectos del envejecimiento; y lograr una relación más duradera, ya que se tienen confianza mutua y están muy enamorados. (Con información de Daily Star)