Anhelo familiar y tentación políticaNicolás Buenfil, hijo de la actriz Érika Buenfil y Ernesto Zedillo Jr., nieto del expresidente priísta Ernesto Zedillo Ponce de León, reveló en una entrevista televisiva su profundo deseo de conocer personalmente a su abuelo, con quien nunca ha convivido pese a la curiosidad que le despierta su trayectoria histórica y el mundo político que lo rodeó durante su mandato. "No he tenido la oportunidad de convivir con mi abuelo, pero quiero y me da curiosidad", confesó el joven, quien además expresó interés por descubrir "la parte de atrás de ese mundo que no conozco y es el mundo político", en un contexto donde su padre le ha prometido facilitar el encuentro tras fortalecer su relación en los últimos años.
Criado sin una figura paterna estable, Buenfil –actualmente empleado en Televisa como asistente de producción en proyectos creativos– no descarta incursionar en la arena política mexicana: "Si agarro la fortaleza suficiente, a lo mejor me meto a la política", una declaración que resuena en un país donde los apellidos ligados al poder priísta evocan tanto legado como controversias, desde la crisis económica del 95 hasta las sombras de corrupción que marcaron aquella era.
Este anhelo familiar, expuesto públicamente, pone en evidencia las fracturas generacionales en dinastías políticas que, lejos de disolverse, persisten en la memoria colectiva, mientras el nieto del exmandatario navega entre la discreción creativa y la tentación de heredar un espacio público cargado de polarización.
La manifestación de Buenfil no sólo humaniza una figura histórica distante, sino que abre interrogantes sobre cómo las nuevas generaciones procesan el peso de apellidos asociados a decisiones que impactaron millones de vidas, en un momento donde la política mexicana busca renovación pero arrastra inercias del pasado.21 de diciembre de 2025 | Redacción EPrensa:
Criado sin una figura paterna estable, Buenfil –actualmente empleado en Televisa como asistente de producción en proyectos creativos– no descarta incursionar en la arena política mexicana: "Si agarro la fortaleza suficiente, a lo mejor me meto a la política", una declaración que resuena en un país donde los apellidos ligados al poder priísta evocan tanto legado como controversias, desde la crisis económica del 95 hasta las sombras de corrupción que marcaron aquella era.
Este anhelo familiar, expuesto públicamente, pone en evidencia las fracturas generacionales en dinastías políticas que, lejos de disolverse, persisten en la memoria colectiva, mientras el nieto del exmandatario navega entre la discreción creativa y la tentación de heredar un espacio público cargado de polarización.
La manifestación de Buenfil no sólo humaniza una figura histórica distante, sino que abre interrogantes sobre cómo las nuevas generaciones procesan el peso de apellidos asociados a decisiones que impactaron millones de vidas, en un momento donde la política mexicana busca renovación pero arrastra inercias del pasado.21 de diciembre de 2025 | Redacción EPrensa:
