Cadáver maniatado aparece en Acajete: otra víctima anónima en la espiral de violencia del interior del estado
Fue encontrado en un baldío de San Juan Tepulco con signos de tortura; autoridades investigan ejecución
En un paraje solitario, oculto entre la maleza de un terreno baldío en la comunidad de San Juan Tepulco, municipio de Acajete, fue hallado este domingo el cadáver de un hombre con las manos atadas, huellas visibles de violencia y sin ninguna identificación. Una imagen que, por desgracia, ya no sorprende en el mapa del terror que se expande en el interior del estado de Puebla.
El hallazgo se realizó alrededor del mediodía, cuando pobladores de la zona reportaron al 911 la presencia de un cuerpo tirado, a la intemperie, entre basura y hierba seca. El hombre, de aproximadamente 35 años, vestía camisa de cuadros y pantalón de mezclilla azul claro, y presentaba claros indicios de haber sido sometido y asesinado con extrema violencia.
Maniatado, sin nombre y sin justicia
La escena fue acordonada por la Policía Municipal de Acajete, mientras que peritos de la Fiscalía General del Estado (FGE), adscritos al área de homicidios dolosos, iniciaron las diligencias correspondientes.
Según los primeros reportes, la víctima tenía las manos amarradas a la espalda con un cordón plástico, lo que refuerza la hipótesis de que se trató de una ejecución extrajudicial, posiblemente vinculada a una disputa criminal. No se hallaron documentos ni credenciales que permitieran su identificación, por lo que permanece en calidad de desconocido.
Acajete: tierra de paso, tierra de nadie
Aunque oficialmente Acajete no figura como uno de los municipios con mayor índice delictivo, la región se ha convertido en un corredor de tránsito irregular, frecuentemente utilizado para abandonos de cuerpos, ajustes de cuentas y operaciones clandestinas entre grupos delictivos que operan entre el Triángulo Rojo y la zona metropolitana de Puebla.
San Juan Tepulco, una comunidad rural con apenas algunos cientos de habitantes, ha visto incrementarse en los últimos meses los reportes de desapariciones, robos y movimientos nocturnos sospechosos, sin que hasta ahora exista una estrategia de seguridad focalizada.
Silencio oficial y miedo comunitario
Al cierre de esta edición, ninguna autoridad municipal ni estatal ha emitido un comunicado formal sobre el caso. Tampoco se ha activado alguna alerta para la búsqueda de familiares o testigos. “Aquí ya nadie habla, todos tienen miedo de terminar igual”, confiesa un habitante que prefiere no dar su nombre.
El cadáver fue trasladado al anfiteatro regional, donde forenses intentarán determinar la causa exacta de la muerte y levantar datos que permitan su identificación. Mientras tanto, otro cuerpo más se suma a la estadística fría de homicidios dolosos que se registran sin rostro, sin nombre y sin justicia.
La normalización del horror
Lo ocurrido en Acajete no es un caso aislado. Es parte de una cadena de hechos violentos que ya recorren sin obstáculos el territorio poblano. Terrenos baldíos convertidos en fosas improvisadas, caminos vecinales donde el silencio vale más que una denuncia, y comunidades que aprenden a convivir con el miedo como única forma de defensa.
El cuerpo hallado en San Juan Tepulco es un recordatorio cruel: la violencia no necesita reflectores para seguir creciendo. Le basta con la indiferencia y la impunidad para echar raíces en cualquier rincón del estado.