Basura en la biosfera: denuncian ecocidio en Tehuacán-Cuicatlán
El desmonte comenzó en silencio. Un predio a la orilla del camino hacia la cabecera municipal de Zapotitlán Salinas fue rasurado por maquinaria del ayuntamiento, sin aviso, sin consulta, sin estudios. Luego, como si nada, camiones recolectores comenzaron a vaciar ahí los residuos sólidos del municipio. No es un basurero autorizado. Es un “patio de maniobras”. Y está dentro de la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán, una de las zonas más valiosas de México y del planeta por su biodiversidad.
Patrimonio natural convertido en tiradero
La Reserva Tehuacán-Cuicatlán es una joya ecológica reconocida por la UNESCO. Alberga especies endémicas que no existen en ningún otro lugar del mundo. Y aún así, la administración del presidente municipal Leonardo Noel Arizmendi ha permitido el depósito continuo de basura en pleno corazón de esta área protegida.
El pasado 25 de mayo, vecinos de la colonia San Martín del Valle observaron maquinaria municipal desmontando un predio. Al poco tiempo, comenzaron a llegar los camiones de basura. Se trató, dicen, de una operación discreta. Pero el hedor, las moscas, la quema de residuos y la cercanía con especies silvestres hicieron que la comunidad reaccionara.
¿Ignorancia o cinismo institucional?
Lo grave no es solo el acto —suficientemente alarmante por sí mismo— sino la inacción deliberada del gobierno local, que reanudó el servicio de recolección de basura y siguió depositando residuos en el mismo punto, incluso después de los primeros reclamos ciudadanos.
La comunidad responsabiliza directamente al presidente municipal Leonardo Noel Arizmendi, así como a los representantes comunales Querubín Chavira Pacheco y Juan de Dios Barragán, por permitir esta agresión ambiental que ya ha creado un foco de infección, además de un riesgo real a la flora, la fauna y la salud pública.
Ecocidio a la vista
La Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán fue declarada Patrimonio Mundial Mixto por la UNESCO en 2018. Está protegida por leyes federales, estatales y convenios internacionales. Pero ninguna de esas normativas parece tener fuerza cuando se trata de la negligencia de un ayuntamiento que prefiere contaminar que gestionar.
El patio de maniobras debe ser clausurado de inmediato. No es un acto de administración; es un posible ecocidio.
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