Rosario: la indefendible reelección y la deuda con los derechos humanos
Rodolfo Herrera CharoletEl intento de reelección de Rosario Piedra Ibarra como titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) ha generado una fuerte polémica que evidencia una de las grandes deudas pendientes del Estado mexicano con las víctimas de violaciones a derechos humanos. Durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la administración de Piedra Ibarra se ha distinguido más por proteger al gobierno y a las fuerzas armadas que por atender y defender a las víctimas de abusos, desapariciones forzadas, tortura y otras graves violaciones.
A pesar de las críticas por su falta de resultados al frente de la CNDH, los representantes de la Cuarta Transformación (4T) están impulsando su reelección. Estos mismos líderes, que se proclaman humanistas, prefieren mantener a Piedra en el cargo en lugar de atender las recomendaciones de expertos y defensores que señalan la necesidad de un cambio en el liderazgo de la Comisión. En las evaluaciones realizadas a los aspirantes, Piedra Ibarra obtuvo calificaciones muy bajas. Sin embargo, Javier Corral, ahora aliado de Morena, justificó la inclusión de Piedra en la terna de finalistas diciendo que se escucharon “voces” que apoyaban su candidatura.
“No se trata sólo de elegir al mejor perfil”
Las palabras de Corral dejan ver que el proceso se ha enfocado más en asegurar un consenso político que en seleccionar al perfil más adecuado. Expresó que "no se trata solamente de conseguir los perfiles mejor evaluados", sino de "hacer viables las decisiones", dando a entender que la reelección de Piedra Ibarra es una prioridad política por encima de sus méritos profesionales. De la misma manera, la senadora morenista Lucía Trasviña justificó la inclusión de Piedra en la terna argumentando que su "fama pública" y "moral ante el pueblo" eran factores relevantes.
¿Moral ante el pueblo?
La defensa de Piedra bajo el argumento de su "moral ante el pueblo" resulta contradictoria para muchas víctimas que han sentido el abandono de la CNDH. ¿Qué moral refleja la falta de apoyo a los familiares de los desaparecidos, a los niños con cáncer que carecen de medicamentos, a las familias de las víctimas de feminicidio, o a quienes han sufrido tortura y abusos sin recibir justicia? Las acciones de la CNDH bajo el mandato de Piedra Ibarra parecen haber dejado de lado a las personas que más necesitan protección.
Derechos Humanos: una prioridad desatendida
La reelección de Piedra Ibarra representa, para muchos críticos, un nuevo golpe a la credibilidad de la CNDH. La organización, en teoría independiente y defensora de los derechos de todos los mexicanos, parece haber sido politizada. La falta de resultados y la indiferencia ante las necesidades de las víctimas ha erosionado la confianza en una institución que debería ser un pilar de justicia en el país. El papel de la CNDH, al igual que otros organismos autónomos, es fundamental para mantener un equilibrio de poder y proteger a los ciudadanos de posibles abusos, algo que parece haber quedado relegado bajo esta administración.
Conclusión
La reelección de Rosario Piedra Ibarra no sólo pone en duda el compromiso de los líderes de la 4T con los derechos humanos, sino que también expone la falta de voluntad para reformar y fortalecer instituciones esenciales para la justicia y la paz social. La fama y el legado de su madre, María del Rosario Ibarra de la Garza, histórica defensora de derechos humanos, no pueden justificar ni borrar las deficiencias de su gestión actual. 09-11-2024