Humberto Sotelo
Roger Bartra y el arte de la mentira política de Jonathan Swift
En 1733 Jonathan Swift publica en Ámsterdam un opúsculo intitulado El arte de la mentira política, que por razones incomprensibles es poco conocido en nuestro país (y al parecer en la mayoría de las naciones de habla hispana).
Y digo esto porque es un texto divertidísimo –al igual que la mayoría de sus libros–, y, sobre todo, muy actual. Fue editado por la editorial Diario Público, en 2010, con la introducción de Jean-Jacques Courtine.
Ahí escribe lo siguiente : “Se nos dice que el diablo es el padre de las mentiras, y que fue una mentira desde un principio, de tal forma que, sin contradicciones, es un viejo invento y, lo que es más: el primer ensayo que de ella se hizo fue puramente político al emplearla en minar la autoridad de su príncipe y seducir la tercera parte de los súbditos y alejarlos de su obediencia.
Por ello fue expulsado del cielo en el que (como dice Milton) había sido virrey de una gran provincia occidental (….) Pero aunque el diablo sea el padre de las mentiras parece que, como otros grandes inventores, ha perdido mucho de su reputación por las continuas mejoras que se le han hecho. Quién fue el primero que hizo de la mentira un arte y lo adaptó a la política, no lo dice la historia, aunque he realizado minuciosas investigaciones”.
Más adelante, observa : “La mentira política es el arte de hacer creer al pueblo falsedades saludables para –según la óptica del mentiroso- un buen fin. Se denomina arte para distinguirlo de la acción de decir la verdad que no precisa de capacidad, imaginación y talento”.
Pero bien, tal vez se pregunte el lector, ¿por qué razón invocamos ese texto?
Lo hicimos porque, a nuestro parecer, nos ayuda a salirle al paso al caudal de mentiras y barbaridades que ha estado escupiendo la derecha en estos últimos días, preocupada sin duda por el hecho de que la candidata del PRIAN cada vez se desliza más por la pendiente del descrédito y la ignominia. En esta tarea ha destacado la figura de Roger Bartra, quien, desde el triunfo de AMLO
En 2018, no ha cesado de lanzar todo tipo de anatemas contra la 4T, advirtiendo que de triunfar Morena nuevamente, México corre el riesgo de convertirse en una nación sometida al autoritarismo y despotismo presidencial, por lo cual exhorta a nuestros conciudadanos a votar por Xóchitl Gálvez.
De ahí que haya decidido publicar, de consuno con alrededor de 200 intelectuales (el 20 de mayo 2024) un documento en el que se señala lo siguiente: “Los que firmamos este manifiesto tenemos diferentes puntos de vista políticos e ideológicos.
Hemos decidido manifestarnos públicamente debido a que el gobierno de López Obrador y su partido pretenden extender la deriva autoritaria durante el próximo sexenio, lo que significa una grave amenaza para la democracia. Ello implica la continuidad de la corrupción política y una creciente inseguridad que ha dejado buena parte del país a merced del crimen organizado. Se agrega la amenazante militarización del territorio, que se ha convertido en parte del problema y no de la solución.
Vivimos en una coyuntura muy peligrosa. Las elecciones del próximo junio serán una confrontación entre el autoritarismo y la democracia. Creemos que la opción democrática está representada por Xóchitl Gálvez. Nuestro llamado a votar por ella responde a la enorme urgencia de defender la democracia amenazada. El peligro de una regresión autoritaria ha ocasionado que fuerzas políticas y partidos de diferente orientación se hayan unido para defender la democracia. Ante esa polarización en dos bandos, instigada por el gobierno, buscamos la pluralidad democrática que propicie el diálogo, la discusión, los pactos razonados y la tolerancia. Polarizar implica que un polo hegemónico acabe por aplastar a los adversarios como si fueran enemigos. Frente a la uniformidad gris y autoritaria del obradorismo, apoyamos la pluralidad multicolor de la oposición. Por estas razones, llamamos a votar por Xóchitl Gálvez”-
En lo fundamental este documento retoma los mismos planteamientos que Bartra (y aliados intelectuales) publicó en 2018, en el que hizo referencia a la “deriva autoritaria” que amenazaba a México con el triunfo de Morena.
Pese a las jeremiadas del autor de La Jaula de la Melancolía, nuestro país dista mucho de haber experimentado retrocesos en su vida democrática.
No hay señales por ninguna parte de la citada “deriva autoritaria”. Cierto : estamos muy lejos aún de erradicar la violencia y la inseguridad que aflige al país, pero esto no es un resultado del gobierno de AMLO, sino es una herencia de los sexenios anteriores, sobre todo de Felipe Calderón, quien “destapó el avispero de la violencia” al declararle unilateralmente la guerra al narcotráfico.
Nada indica que se haya aplastado al adversario “como si fuera enemigo”, y no hay señales de que se hayan violado las libertades de prensa y de expresión.
Creo que, de haber leído el libro de Swift, tal vez Bartra y socios habrían evitado tanto exceso. El político que dice mentiras, escribe aquél, “debe procurar que sus cometas, ballenas o dragones mantengan siempre un tamaño razonable, pues cuando el anzuelo está demasiado cargado de lombrices resulta difícil pescar al gobio” (pág. 38).
El autor de Los viajes de Gulliver advierte de los riesgos que encierra el abuso de las mentiras políticas que intentan espantar o aterrorizar al pueblo: no es conveniente “traspasar los niveles habituales de lo verosímil….la mentira que espanta e infunde terror y la que anima y enardece”, pueden propiciar resultados negativos.
En ese sentido, hay reglas al respecto, una de ellas consiste en “no enseñar al pueblo con demasiada frecuencia objetivos terribles, no sea que acabe acostumbrándose a ellos…..La escasa atención prestada en respetar este precepto necesario y la indiscreción con la que a menudo se nos ha querido asustar con el hombre lobo a la menor ocasión, han contribuido a que el pueblo permanezca tan indiferente que ya no se asusta cuando se le mentan esos dos enemigos.
En lo que se refiere a las mentiras que se difunden entre el público con el propósito de animar y enardecer al pueblo, Swift propone las siguientes normas: “no deben sobrepasarse los grados habituales de verosimilitud; deben ser variados, no debe insistirse obcecadamente en una misma y única mentira. Respecto a las que contienen algún pronóstico, poco prudente sería fijar las predicciones en el corto plazo….se correría el riesgo de quedar expuesto a la vergüenza y al apuro de verse de pronto desmentido y acusado de falso” (pág. 37). : ¿No teme la derecha –encabezada por Bartra– “quedar expuesta a la vergüenza”, por tanta insistencia en asegurar que México se hunde en el abismo del autoritarismo bajo los gobiernos de la 4t?
Para finalizar: el libro que comentamos no fue escrito por Jonathan Swift, sino por John Arbuthnot, un amigo de aquél a quien también le distinguía su gusto por la sátira política. Fue el creador del personaje John Bull, una personificación literaria del inglés medio que pervive hasta nuestros días.