Fauna Política
¿Si la aeronave se partió
en dos, en donde quedó la otra?
Por Rodolfo Herrera Charolet
Primera Parte
El
lunes 24 de diciembre de 2018, un helicóptero Augusta, cayó sobre un sembradío
de milpas en Coronango, Puebla, en donde habrían muerto, además de otras tres
personas, la gobernadora del Estado Martha Erika Alonso Hidalgo y su esposo el
ex gobernador del Estado y senador de la República, Rafael Moreno Valle. Tras
el lamentable hecho, diversas hipótesis se han difundido en redes sociales y
medios de comunicación, en donde el reproche, la duda, los lamentos y el
escarnio son parte de la opinión pública.
Aun
cuando por ahora se desconocen las causas, sean montadas, provocadas o
circunstanciales, una de las hipótesis que mayor fuerza está logrando sustento,
es que la tragedia se deriva de un magnicidio perpetrado por un grupo del
crimen organizado.
No
existe duda del hecho y de que, los dos personajes que fueron clave y lo serían
en la entidad como parte de la estabilidad política y desarrollo de los
negocios públicos, podrían ser no gratos para grupos que disputan el control de
los negocios no lícitos. Sean o no aliados de las víctimas.
Las
consecuencias económicas, políticas y sociales del hecho, al afectarse la
tranquilidad y la paz pública con la que inicia el sexenio de Andrés Manuel
López Obrador, será una prueba irrefutable del gobierno que se inicia y que
contó con el respaldo contundente y mayoritario del pueblo.
Tras
darse a conocer los hechos, diversas hipótesis se han ventilado en las redes
públicas, entre las cuales podemos destacar.
1.-
La tragedia se deriva de un hecho circunstancial e involuntario, provocado por
una falla mecánica, un evento meteorológico o falta de pericia del piloto.
2.-
Los personajes involucrados en el lamentable hecho, fueron objeto de un
atentado, derivado de la pugna entre grupos del crimen organizado.
Otras
líneas de investigación o que son objeto de comentario, si bien son menos
probables, también se toman en cuenta, tales como que se trate de un montaje
acordado o no, y que hubieran sido objeto de un magnicidio por asuntos
políticos.
En
virtud de que el accidente daña la vida pública del Estado y el gobierno que
encabeza López Obrador, desde una entidad en donde los grupos contrarios al
gobierno de la República pretenden mantener su feudo y canonjías, se deben analizar
los efectos que causa el hecho más que el origen o motivo.
Si
el hecho causa desestabilización social y del gobierno, se deriva en parte a
las condiciones de inestabilidad imperantes y no necesariamente es la causa,
puesto que el resultado es una consecuencia de la cadena de hechos y
circunstancias que le antecedieron. Sea un hecho inducido o no, en gran parte el
gobierno local en turno propició su inestabilidad.
Partiendo
de las evidencias físicas, nos encontramos ante un hecho ineludible, que entre
los pocos restos encontrados únicamente la caja negra y notoriamente la cola y
estabilizador del helicóptero.
¿Si
no quedó nada de la cabina de pasajeros, como es posible que “rescataron” los
cadáveres de tripulantes y pasajeros?
¿Si
únicamente encontraron el cuerpo de piloto, en donde quedaron los demás
cuerpos?
¿En
dónde quedó la cabina de pasajeros, rotor, gigantescas aspas y otras partes de
la aeronave?
Preguntas
que sin duda forman parte de las indagatorias que el gobierno de la república
por conducto de las dependencias y organismos acreditados podrá responder. Por
lo pronto la opinión pública se pregunta:
¿Si
la aeronave se partió en dos, en donde quedó la otra?
¿O no lo cree
usted?
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