Fotografían el último suspiro

El proyecto fue aceptado por enfermos
terminales quienes, según sus propias confidencias, en los últimos momentos de un proceso sin esperanza acaban solos, aislados, frente a un abismo desconocido.
Schels y Lakota estuvieron más de un año en constante alerta: a veces corrían hasta el hospital en mitad de la noche para asistir a un fallecimiento. El fotógrafo alemán afirma ya no temer a la muerte, sino a una sociedad que, como él hacía, le da la espalda: Life Before Death es un bellísimo viaje hacia un tema universal, hacia el aprendizaje y el autoconocimiento, y es una mano a personas que lo necesitaron. La muerte no era el terror, lo terrorífico era no mirarla a los ojos.