2013-07-23 | RIO DE JANEIRO (AP) — El papa Francisco, deseoso de revivir la fe de los católicos en su primer viaje internacional, recibió una alegre y hasta frenética bienvenida en Rio de Janeiro.
Regresando a su continente natal por primera vez desde que asumió el papado,
Francisco ofreció una amplia sonrisa mientras miles de personas se aglomeraron en torno a su vehículo el lunes, que quedó atrapado entre autobuses y taxis cuando el conductor se equivocó de ruta en la avenida central de Rio.Para los agentes de seguridad fue una pesadilla, pero para el pontífice claramente fue una alegría y una oportunidad de entrar en mayor contacto con el pueblo. El papa tiene programado tomarse el martes para descansar.
Las multitudes jubilosas obligaron a la caravana papal a detenerse varias veces, semanas después de que partes de Brasil quedaron paralizadas por violentas protestas. En cierto momento, el conductor del vehículo en que viajaba Francisco dobló en la dirección equivocada de un bulevar y se quedó sin transitar por avenidas que habían sido evacuadas.
Otras partes de la trayectoria no habían sido provistas de barreras viales, por lo cual las multitudes lograron aproximarse más al pontífice mientras la policía uniformada brillaba por su ausencia.
Una treintena de guardaespaldas de civil, algunos del Vaticano y otros brasileños, hicieron afanados esfuerzos por mantener a la multitud a raya. Francisco no sólo lucía tranquilo sino que en ocasiones se acercaba a la gente, bajando las ventanas del vehículo para saludar y tocar a quienes le estrechaban sus brazos. Una mujer le entregó a su bebé y el papa lo besó.
"El secretario del papa estaba nervioso, pero el papa estaba muy contento", dijo el portavoz papal Federico Lombardi.
El pontífice se encuentra en Brasil en una visita de siete días con el objetivo de reanimar el fervor católico en todo el mundo. Esa tarea se ha hecho ardua debido a que muchos católicos han abandonado la fe incluso en bastiones religiosos como en Brasil, pero parecía fácil para Francisco incluso en la trayectoria desde el aeropuerto de Rio a una ceremonia inaugural.
Finalmente, tras superar las multitudes y el tránsito estancado, Francisco se montó en un carro descapotado para saludar a las multitudes que lo vitoreaban a gritos, mientras él les reciprocaba con sonrisas y saludos. El papa dejó el vehículo a prueba de balas conocido como "Papamóvil" en el Vaticano, a fin de entrar en mayor contacto con la gente durante el Día Mundial de la Juventud.
Funcionarios del Vaticano insistieron en que no les preocupaba la seguridad del papa, pero Lombardi reconoció que se cometieron "errores" que deben ser corregidos.
"Esto es algo nuevo, quizás una lección para los días venideros", expresó Lombardi.
Muchos entre la multitud parecían asombrados ante la presencia del papa. Unos se quedaron inmóviles al verlo, otros estallaron en llanto.
"Yo no puedo viajar a Roma, pero él vino aquí a mejorar mi país ... a profundizar nuestra fe", expresó Idaclea Rangel, una mujer católica de 73 años de edad, después de llorar al ver al papa.
Se espera que hasta un millón de personas de todo el mundo asistirán a los eventos del Día de la Juventud, una ocasión casi hecha a la medida para Francisco, quien es sumamente popular cuatro meses después de ascender al trono. Pero el fervor que usualmente recibe al papa en la Plaza de San Pedro no es nada comparado al frenesí vertido en las calles de Rio.
Por lo general los papas gozan de un entusiasta recibimiento en Latinoamérica; incluso el más formal papa Benedicto XVI fue recibido como héroe cuando fue a México y a Cuba en el 2012. Juan Pablo II usualmente era recibido como estrella de rock, y una vez en una visita a Venezuela en 1996, su caravana fue igualmente asaltada por las multitudes.
Fuera del palacio de gobierno Guanabara en Rio, donde se realizó la ceremonia oficial de bienvenida al papa Francisco, Alicia Velázquez, una maestra de arte de 55 años de edad y oriunda de Buenos Aires, esperó a poder ver al hombre al que conocía como el arzobispo de su pueblo de origen.
"Fue algo maravilloso como lo eligieron, era increíble, llorábamos y nos abrazábamos", comentó Velázquez. "Yo personalmente quiero ver si él es el mismo hombre simple, humilde, que conocíamos. Tengo fe en que él es la misma persona".
Francisco mostró esa humildad al saludar a la presidenta Dilma Rousseff, afirmando que tenía entendido que para realmente conocer a los brasileños, había que conocer su corazón.
"Por lo tanto permítanme tocar levemente a esta puerta", dijo Francisco en portugués en la ceremonia oficial de bienvenida. "No tengo oro ni plata, pero traigo conmigo lo más valioso que se me ha otorgado: Jesucristo".
En el avión rumbo a Rio, Francisco lamentó que haya toda una generación que no conoce la virtud del trabajo debido a una crisis económica que ha hecho aumentar el desempleo en muchos países europeos, y que los pobres en los países en desarrollo han quedado rezagados.
"La gente se gana su dignidad mediante el trabajo, se ganan su pan", dijo a reporteros a bordo del avión. "Los jóvenes en estos momentos están en crisis".
Francisco llegó en un momento tenso para Brasil, debido a las protestas del mes pasado que comenzaron siendo contra el aumento de las tarifas del transporte público y que se ampliaron como un movimiento contra la corrupción, la ineficiencia y el gasto excesivo para los preparativos del Mundial del 2014 y las Olimpiadas del 2016.
Las protestas continuaron incluso después de la llegada de Francisco. La policía y los manifestantes se enfrentaron frente al palacio de gobierno.
El gobierno ha gastado unos 52 millones de dólares en la visita de Francisco, pero las protestas no incluían eso como una de sus razones.
"No tenemos nada contra el papa, nadie aquí está en contra de él", aseguró Christopher Creindel, un estudiante de arte de 22 años que protestaba frente a la sede del gobierno. "Esta es una protesta en contra de nuestra dirigencia política".
Lombardi confirmó que un explosivo de fabricación casera fue hallado el domingo por las autoridades brasileñas en un baño público cerca de la basílica de Aparecida, un santuario mariano que Francisco visitará el miércoles. Los agentes de seguridad del Vaticano fueron informados del artefacto pero opinaron que no consistía en una amenaza para el pontífice, dijo Lombardi.
"No hay inquietudes por la seguridad. La inquietud es que hay tanto entusiasmo que es difícil responder a tanto entusiasmo por el papa. Pero no hay temor, no hay inquietud", dijo Lombardi a reporteros.
La agenda del papa demuestra su deseo de que su papado se concentre en ayudar a los pobres. Caminará por una favela de Rio de Janeiro y se reunirá con jóvenes delincuentes, reflejo de su creencia de que la Iglesia debe predicar en los márgenes de la sociedad también.
El papa también rezará en Aparecida, reflejo de su fuerte devoción mariana, que es RIO DE JANEIRO (AP) — El papa Francisco, deseoso de revivir la fe de los católicos en su primer viaje internacional, recibió una alegre y hasta frenética bienvenida en Rio de Janeiro.
Regresando a su continente natal por primera vez desde que asumió el papado, Francisco ofreció una amplia sonrisa mientras miles de personas se aglomeraron en torno a su vehículo el lunes, que quedó atrapado entre autobuses y taxis cuando el conductor se equivocó de ruta en la avenida central de Rio.
Para los agentes de seguridad fue una pesadilla, pero para el pontífice claramente fue una alegría y una oportunidad de entrar en mayor contacto con el pueblo. El papa tiene programado tomarse el martes para descansar.
Las multitudes jubilosas obligaron a la caravana papal a detenerse varias veces, semanas después de que partes de Brasil quedaron paralizadas por violentas protestas. En cierto momento, el conductor del vehículo en que viajaba Francisco dobló en la dirección equivocada de un bulevar y se quedó sin transitar por avenidas que habían sido evacuadas.
Otras partes de la trayectoria no habían sido provistas de barreras viales, por lo cual las multitudes lograron aproximarse más al pontífice mientras la policía uniformada brillaba por su ausencia.
Una treintena de guardaespaldas de civil, algunos del Vaticano y otros brasileños, hicieron afanados esfuerzos por mantener a la multitud a raya. Francisco no sólo lucía tranquilo sino que en ocasiones se acercaba a la gente, bajando las ventanas del vehículo para saludar y tocar a quienes le estrechaban sus brazos. Una mujer le entregó a su bebé y el papa lo besó.
"El secretario del papa estaba nervioso, pero el papa estaba muy contento", dijo el portavoz papal Federico Lombardi.
El pontífice se encuentra en Brasil en una visita de siete días con el objetivo de reanimar el fervor católico en todo el mundo. Esa tarea se ha hecho ardua debido a que muchos católicos han abandonado la fe incluso en bastiones religiosos como en Brasil, pero parecía fácil para Francisco incluso en la trayectoria desde el aeropuerto de Rio a una ceremonia inaugural.
Finalmente, tras superar las multitudes y el tránsito estancado, Francisco se montó en un carro descapotado para saludar a las multitudes que lo vitoreaban a gritos, mientras él les reciprocaba con sonrisas y saludos. El papa dejó el vehículo a prueba de balas conocido como "Papamóvil" en el Vaticano, a fin de entrar en mayor contacto con la gente durante el Día Mundial de la Juventud.
Funcionarios del Vaticano insistieron en que no les preocupaba la seguridad del papa, pero Lombardi reconoció que se cometieron "errores" que deben ser corregidos.
"Esto es algo nuevo, quizás una lección para los días venideros", expresó Lombardi.
Muchos entre la multitud parecían asombrados ante la presencia del papa. Unos se quedaron inmóviles al verlo, otros estallaron en llanto.
"Yo no puedo viajar a Roma, pero él vino aquí a mejorar mi país ... a profundizar nuestra fe", expresó Idaclea Rangel, una mujer católica de 73 años de edad, después de llorar al ver al papa.
Se espera que hasta un millón de personas de todo el mundo asistirán a los eventos del Día de la Juventud, una ocasión casi hecha a la medida para Francisco, quien es sumamente popular cuatro meses después de ascender al trono. Pero el fervor que usualmente recibe al papa en la Plaza de San Pedro no es nada comparado al frenesí vertido en las calles de Rio.
Por lo general los papas gozan de un entusiasta recibimiento en Latinoamérica; incluso el más formal papa Benedicto XVI fue recibido como héroe cuando fue a México y a Cuba en el 2012. Juan Pablo II usualmente era recibido como estrella de rock, y una vez en una visita a Venezuela en 1996, su caravana fue igualmente asaltada por las multitudes.
Fuera del palacio de gobierno Guanabara en Rio, donde se realizó la ceremonia oficial de bienvenida al papa Francisco, Alicia Velázquez, una maestra de arte de 55 años de edad y oriunda de Buenos Aires, esperó a poder ver al hombre al que conocía como el arzobispo de su pueblo de origen.
"Fue algo maravilloso como lo eligieron, era increíble, llorábamos y nos abrazábamos", comentó Velázquez. "Yo personalmente quiero ver si él es el mismo hombre simple, humilde, que conocíamos. Tengo fe en que él es la misma persona".
Francisco mostró esa humildad al saludar a la presidenta Dilma Rousseff, afirmando que tenía entendido que para realmente conocer a los brasileños, había que conocer su corazón.
"Por lo tanto permítanme tocar levemente a esta puerta", dijo Francisco en portugués en la ceremonia oficial de bienvenida. "No tengo oro ni plata, pero traigo conmigo lo más valioso que se me ha otorgado: Jesucristo".
En el avión rumbo a Rio, Francisco lamentó que haya toda una generación que no conoce la virtud del trabajo debido a una crisis económica que ha hecho aumentar el desempleo en muchos países europeos, y que los pobres en los países en desarrollo han quedado rezagados.
"La gente se gana su dignidad mediante el trabajo, se ganan su pan", dijo a reporteros a bordo del avión. "Los jóvenes en estos momentos están en crisis".
Francisco llegó en un momento tenso para Brasil, debido a las protestas del mes pasado que comenzaron siendo contra el aumento de las tarifas del transporte público y que se ampliaron como un movimiento contra la corrupción, la ineficiencia y el gasto excesivo para los preparativos del Mundial del 2014 y las Olimpiadas del 2016.
Las protestas continuaron incluso después de la llegada de Francisco. La policía y los manifestantes se enfrentaron frente al palacio de gobierno.
El gobierno ha gastado unos 52 millones de dólares en la visita de Francisco, pero las protestas no incluían eso como una de sus razones.
"No tenemos nada contra el papa, nadie aquí está en contra de él", aseguró Christopher Creindel, un estudiante de arte de 22 años que protestaba frente a la sede del gobierno. "Esta es una protesta en contra de nuestra dirigencia política".
Lombardi confirmó que un explosivo de fabricación casera fue hallado el domingo por las autoridades brasileñas en un baño público cerca de la basílica de Aparecida, un santuario mariano que Francisco visitará el miércoles. Los agentes de seguridad del Vaticano fueron informados del artefacto pero opinaron que no consistía en una amenaza para el pontífice, dijo Lombardi.
"No hay inquietudes por la seguridad. La inquietud es que hay tanto entusiasmo que es difícil responder a tanto entusiasmo por el papa. Pero no hay temor, no hay inquietud", dijo Lombardi a reporteros.
La agenda del papa demuestra su deseo de que su papado se concentre en ayudar a los pobres. Caminará por una favela de Rio de Janeiro y se reunirá con jóvenes delincuentes, reflejo de su creencia de que la Iglesia debe predicar en los márgenes de la sociedad también.
El papa también rezará en Aparecida, reflejo de su fuerte devoción mariana, que es ampliamente compartida en Latinoamérica. Y, en un evento un tanto incongruente, presidirá una procesión en que se imitará la crucifixión de Cristo en la playa de Copacabana.
Alex Augusto, un seminarista de 22 años vestido del color verde brillante de los peregrinos, dijo el lunes que él y cinco amigos hicieron la travesía desde el estado de Sao Paulo para demostrar que "contrario a la creencia pública, la Iglesia no está conformada sólo de gente vieja sino que está llena de gente joven. Queremos mostrar la imagen verdadera de la Iglesia". compartida en Latinoamérica. Y, en un evento un tanto incongruente, presidirá una procesión en que se imitará la crucifixión de Cristo en la playa de Copacabana.
Alex Augusto, un seminarista de 22 años vestido del color verde brillante de los peregrinos, dijo el lunes que él y cinco amigos hicieron la travesía desde el estado de Sao Paulo para demostrar que "contrario a la creencia pública, la Iglesia no está conformada sólo de gente vieja sino que está llena de gente joven. Queremos mostrar la imagen verdadera de la Iglesia".