El
arte de empezar
De levantarse temprano a gobernar: lo difícil
siempre es empezar
La semana pasada platicamos de la constancia. Dice un santo de lo
ordinario que empezar es de muchos, pero perseverar es de santos. Y para
perseverar, no hay otra más que empezar. Para poder ser constante, primero hay
que iniciar, y eso no siempre es fácil.
Pensemos en algo tan simple como la vida diaria: despertar y dejar
la cama. En estos días en que el calor se ha ido y empieza a sentirse el frío,
cuesta más trabajo.
En el gobierno pasa igual, especialmente en los municipales.
Iniciar cada tres o seis años resulta complicado. Los comienzos de las
administraciones siempre son retadores. Ya lo hemos comentado: las campañas
generan grandes expectativas, y cuando la ciudadanía ve llegar una nueva
administración, quiere resultados inmediatos. Pero transformar una realidad no
sucede de la noche a la mañana; es fruto de un proceso que lleva tiempo.
Al iniciar una administración municipal —como cuando uno se
levanta— hay que superar muchos obstáculos. Algunos son internos, pero también
están las circunstancias externas, que a veces cambian sin previo aviso, como
el clima mismo. En Puebla, los gobiernos municipales inician en octubre, lo que
significa que los presidentes entrantes reciben un ejercicio fiscal ya en
curso, diseñado por la administración anterior. Aun así, deben ejercerlo
responsablemente y, junto con su cabildo, hacer los ajustes necesarios para
cerrar bien el año.
Legalmente, los primeros informes municipales en Puebla deben
realizarse durante los primeros quince días de octubre, y justo en esos días
estamos. Al analizarlos, conviene recordar que este es el primer año, que
además coincidió con el arranque de las administraciones estatal y federal. Si
los inicios de por sí son difíciles, imaginemos lo que implica cuando tres
niveles de gobierno comienzan al mismo tiempo.
Los opositores que alguna vez fueron gobierno deberían recordar su
primer año cuando lo fueron; y los que nunca han sido, quizá tendrían que
replantear su discurso, pues al hacer criticas con mucho hígado y poco cerebro,
denotan su poca comprensión de lo que significa gobernar. Como siempre digo: no
es lo mismo ser borracho que ser cantinero.
Apunte al aire
Como ya hemos advertido, estamos en temporada de informes. En
estos días se están realizando los primeros; el sábado pasado asistí al de
Tlahuapan, encabezado por Rosiceli Díaz Hernández.
A los puristas —entre los que me incluyo—, puede sorprendernos que
alguien se atreva a salirse del formato. Pero a mis correligionarios puristas
les digo: quizá a veces hay que salirse del guion.
El informe, si bien se entrega al cabildo, debe dirigirse al
pueblo. En política, el sujeto titular del derecho a estar informado es la
ciudadanía. Los discursos acartonados llenos de mensajes políticos pueden
gustar y permitir análisis, sí, pero también hay espacio para lo distinto.
Lo que se hizo en Tlahuapan fue un ejercicio diferente: ameno,
directo, sin rigidez, y por eso mismo digno de análisis.
Enhorabuena para los tlahuapenses.