De
Reglamentos, planes y los municipios
El estado de derecho se construye desde lo local,
con reglamentos y con un plan viable
En colaboraciones anteriores comentábamos que el Estado de Derecho
implica hacer que se cumplan las reglas. También hemos dicho que los
Ayuntamientos, como base de la organización política del país, no pueden ni
deben quedar exentos de promoverlo. Es algo que conviene a todos: guarda el orden, que el orden te guardará,
decía San Agustín.
Enlistaré tres puntos —como dicen mis colegas abogados, de forma
enunciativa más no limitativa— de las acciones que los Ayuntamientos deben
tomar para fortalecer el Estado de Derecho en su ámbito territorial.
1. Creación y
actualización de reglamentos.
Así como creo que tenemos un superávit de leyes (que incluso
padecen un cierto efecto inflacionario), a los municipios —y en general, a las
leyes sustantivas— les hacen falta reglamentos. Tenemos el qué, pero no el
cómo. Ha faltado cerrar el círculo normativo.
Por ejemplo, tenemos en Puebla la Ley que Regula el Régimen de
Propiedad en Condominio, que ordenaba a los municipios emitir sus respectivos
reglamentos. Solo el municipio de Puebla lo hizo. Los demás 216 municipios no
trabajaron en su reglamentación, como si no tuvieran unidades habitacionales o
desarrollos con estructuras jurídicas similares. En San Martín Texmelucan, por
ejemplo, hay más de 40 conjuntos de este tipo.
Hoy, al no contar con reglamentos, la ley parece letra muerta. Y
más allá de este caso específico, es urgente que los reglamentos municipales se
mantengan actualizados. El cómo de las cosas no puede estar escrito en piedra;
debe ajustarse constantemente a la realidad para poder regularla de manera
efectiva.
2. Cumplimiento de los
Planes Municipales de Desarrollo.
Estos planes se aprueban en los primeros meses de cada
administración y deben alinearse con los planes estatal y federal. Sin embargo,
muchos Ayuntamientos los elaboran solo para cumplir el requisito que establece
la Ley Orgánica. Algunos planes no son más que un copy-paste de documentos
anteriores. Los ejes de gobierno y las tareas que después se convierten en
presupuesto basado en resultados no reflejan las verdaderas necesidades del
municipio y, por tanto, no se cumplen.
Hacia el tercer año, con algo de corrección, los planes empiezan a
parecerse a los hechos… pero ya para entonces muchas administraciones van de
salida.
Y si lo planeado no coincide con lo hecho, y eso no cuadra con lo
ejercido, los municipios enfrentan problemas en su fiscalización. Es entonces
cuando los presidentes municipales —ahora ya expresidentes— se preocupan.
Creyeron que el poder era eterno, cuando en realidad es como una rueda de la
fortuna: a veces estás arriba, a veces abajo. Hay que estar listos para ambas
posiciones.
3. Ejercicio responsable
del presupuesto.
Parecería obvio: ejecutar los recursos conforme a lo planeado;
seguir los procedimientos que marcan las leyes y reglamentos; y que lo comprado
o construido responda a lo programado y a las funciones propias del
Ayuntamiento.
Pero no siempre sucede.
Seguir estas reglas de sentido común permitiría llegar a los
informes de gobierno sin tener que inventar logros o exagerar resultados. Ya
hablaremos de los informes. Siempre que los mencionan, recuerdo aquella canción
de Óscar Chávez:
“Son palabras sin sentir, sin nada que decir de hoy…”
Apunte al aire
Como el árbol de olivo que sembramos después de una pérdida, y que
ahora crece en casa dando fruto, así veo —con esperanza— a algunos municipios
que han decidido hacer su tarea con orden: mantener actualizados sus
reglamentos, elaborar un plan de desarrollo municipal con conciencia y
cumplirlo, o ejercer con escrupuloso cuidado los recursos.
La actividad municipal se ha ido profesionalizando. Hoy hay
funcionarios que han salido del clásico “así siempre se ha hecho” para dar paso
al “se hace como se debe”. Cada día veo más funcionarios con vocación y
preparación que sirven para servir.
Es una cosa de orden, que significa nada más y nada menos que las
cosas deben usarse para lo que están hechas; que las personas hagamos lo que
nos toca desde nuestra condición, ciudadanos, empresarios o funcionarios
públicos. Ya lo decía al inicio, como
decía San Agustín: guarda el orden y el
orden te guardará.