Megacontrato del Museo Barroco: el saqueo institucionalizado en Puebla
Por José Herrera / Eprensa
En agosto de 2014, el gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas firmó uno de los contratos más onerosos en la historia del gasto público de Puebla: una Asociación Público-Privada (APP) por más de 7 mil 280 millones de pesos para la construcción del Museo Internacional del Barroco (MIB). La obra, encabezada por un consorcio liderado por La Peninsular Compañía Constructora, propiedad de Jorge Hank Rhon, se pagará en mensualidades durante 23 años y 4 meses, comprometiendo el erario estatal hasta el año 2037.
La cifra representa un sobrecosto del 479% respecto al presupuesto original de mil 520 millones de pesos contemplado en el análisis costo-beneficio elaborado en 2012. ¿La justificación? Nunca se hizo pública. El contrato fue otorgado tras un proceso de licitación APP-921002954-C172-2014 publicado en Compranet, que desde su inicio mostró opacidad y ajustes sospechosos por "errores aritméticos" en la propuesta ganadora.
Una obra faraónica que hipotecó a Puebla
El acta de fallo señala que el consorcio liderado por La Peninsular, junto con Operadora y Administración Técnica, Promotora de Cultura Yaxche y Concretos y Obra Civil del Pacífico, presentó una contraprestación por 6 mil 388 millones de pesos. Sin embargo, la Secretaría de Finanzas "corrigió" la cifra y la dejó en 6 mil 276 millones sin IVA, lo que sumó los 7 mil 280 millones finales.
Durante 280 meses, los gobiernos en turno pagarán 22.4 millones de pesos mensuales al consorcio de Hank Rhon. La obra se formalizó antes del 15 de septiembre de 2014, con un diseño del arquitecto japonés Toyo Ito y una superficie de apenas 17 mil metros cuadrados.
Línea de tiempo del desfalco
2012: El gobierno estatal presenta el análisis costo-beneficio del proyecto con una inversión proyectada de 1,520 millones de pesos.
27 de agosto de 2014: Firma del contrato con el consorcio encabezado por La Peninsular.
2 de septiembre de 2014: Publicación del fallo de la licitación internacional en Compranet.
15 de septiembre de 2014: Fecha límite para la formalización del contrato.
2015: Inician pagos mensuales por 22.4 millones de pesos.
2037: Año estimado de finalización de los pagos acumulados por el gobierno poblano al consorcio.
Comparaciones internacionales: el museo más caro del mundo
El Museo Internacional Barroco no solo es la obra más costosa del sexenio morenovallista. Comparado con museos de talla mundial, su precio es escandaloso:
El Guggenheim de Bilbao (1997), con 32,500 m2, costó 214 millones de dólares (aprox. 2,800 millones de pesos). El MIB es 160% más caro, siendo más pequeño y con menor afluencia esperada (600 mil visitantes anuales frente a más de un millón en Bilbao).
El Museo de la Acrópolis en Atenas (2009) costó 130 millones de euros (2,194 millones de pesos). El MIB es tres veces más caro.
El Museo de Arte de Milwaukee (2001), diseñado por Santiago Calatrava, costó 105 millones de dólares. El MIB fue cinco veces más caro.
El MUAC de la UNAM (2013), diseñado por Teodoro González de León, costó 250 millones de pesos. Con lo gastado en el MIB podrían construirse 29 museos similares.
Un negocio privado financiado con dinero público
El contrato del MIB ejemplifica el modelo de "desarrollo" impuesto por el morenovallismo: obras vistosas, ejecutadas por grandes consorcios con vínculos político-empresariales, financiadas mediante esquemas de endeudamiento disfrazado. La APP firmada es, en la práctica, una hipoteca institucional.
Sumado al MIB, otras obras como el Centro Integral de Servicios (3,800 millones), las plataformas de Audi (2,000 millones) y la autopista Cuapiaxtla-Cuacnopalan (1,662 millones) se ejecutaron bajo el mismo esquema.
Conclusión: una joya arquitectónica pagada con opacidad y deuda
A pesar de su diseño vanguardista y su promoción como icono cultural, el Museo Internacional del Barroco representa uno de los mayores excesos financieros del gobierno poblano. Una obra sin retorno social ni cultural proporcional a su costo. Un ejemplo de cómo la arquitectura puede servir de fachada para el desfalco institucionalizado.
El verdadero barroco del MIB no está en sus formas, sino en la maraña de contratos, ajustes arbitrarios, y cifras infladas que sostienen su historia.