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Acribillado en la tierra sin cámaras: crimen impune en Chachapa

Acribillado en la tierra sin cámaras: crimen impune en Chachapa

Por José Herrera / EPrensa
Amozoc, Puebla – 10 de junio de 2025

La escena era dantesca: una camioneta azul con los vidrios reventados por las balas, una silueta desplomada sobre el volante, el silencio cortado solo por el zumbido del motor aún encendido. A plena luz del día, en San Salvador Chachapa —una de las zonas más violentas y olvidadas del municipio de Amozoc— un hombre fue ejecutado con brutal precisión: más de diez tiros a quemarropa, sin que nadie lo pudiera evitar, ni siquiera una cámara de vigilancia.

La víctima fue identificada como José N., de oficio electromecánico. Según los vecinos, era un trabajador respetado que nunca tuvo problemas con nadie, salvo quizás con los hombres que lo acechaban. Fue asesinado sobre la calle Perla, en las inmediaciones de la carretera federal a Tehuacán. Ahí lo interceptaron sicarios a bordo de un vehículo no identificado, y sin decir una palabra, descargaron sus armas contra él.

La escena del crimen estaba completamente expuesta, pero no hay una sola cámara de seguridad que permita rastrear a los asesinos. La impunidad sigue teniendo como cómplice al abandono institucional.

Una ejecución planeada, sin testigos útiles

Eran las 9:00 de la mañana del lunes. A esa hora, San Salvador Chachapa comienza a moverse: talleres abren, tiendas colocan sus cajas de refresco afuera, los niños caminan a la escuela. Y aún así, nadie pudo hacer nada. Los asesinos sabían lo que hacían. Siguieron a José hasta una cerrada y lo masacraron ahí. La policía llegó tarde, como siempre. El Ejército, después. La Fiscalía, con su carpeta bajo el brazo, pero sin respuestas.

Las autoridades aseguran que ya revisan “otras rutas de escape”, que podrían ubicar a los asesinos a través de cámaras “cercanas”. Pero en Chachapa no hay cámaras. Y las pocas que existen, no sirven.

Criminales con libertad de tránsito

La ejecución de José N. no es un caso aislado. En los últimos meses, colonias como San Salvador Chachapa, San Mateo Mendizábal, Casa Blanca y San Jacinto han registrado un repunte en ejecuciones, desapariciones, cobros de piso y ajustes de cuentas vinculados al narcomenudeo.

Chachapa, por su cercanía con la zona metropolitana, se ha convertido en territorio de paso para grupos criminales, una tierra sin ley donde el municipio de Amozoc solo ejerce control en los discursos. Las cámaras de vigilancia anunciadas por la Secretaría de Seguridad Pública estatal nunca llegaron. Los patrullajes son escasos, y la delincuencia se pasea sin prisa ni miedo.

José, el electromecánico al que nadie cuidó

Poco se sabe aún de José. No tenía antecedentes, no se le conocían enemigos públicos. Pero en un estado donde ser víctima ya no requiere explicación, su muerte solo suma una línea más en el expediente de ejecuciones no resueltas.

Lo que queda es la escena de una camioneta Ford Expedition con placas HBG856E y un cadáver dentro. Vecinos grabaron lo que pudieron. Medios locales apenas cubrieron el hecho. Y las autoridades, una vez más, apuestan al olvido.


En Puebla, los asesinos tienen coche, armas y ruta de escape. Lo que no hay son cámaras, patrullas o justicia.

¿Quieres que liguemos este asesinato con una hipótesis sobre ajustes de cuentas vinculados a narcomenudeo o anexo ilegales en la región? También puedo ayudarte a cruzar este caso con estadísticas de homicidios en Amozoc para un reportaje más amplio.