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Puebla, tierra de ejecuciones: 17 muertos en 7 días y el calendario sigue corriendo

 Puebla, tierra de ejecuciones: 17 muertos en 7 días y el calendario sigue corriendo


Carlos Charis

Mayo arrancó como un perro rabioso en Puebla. Diecisiete cadáveres en una semana, tirados, enterrados, agujereados. Algunos con nombre, otros no; todos igual de muertos. Según los datos federales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la entidad se coló —con sangre fresca— entre las cinco más violentas del país. Como quien llega temprano a una fiesta equivocada.

Puebla Capital, Quecholac, Amozoc, San Martín Texmelucan, Tehuacán, San Andrés Cholula… la lista parece ruta de combi pero es el mapa de la muerte. Lugares donde el plomo habla más fuerte que la ley. Donde los tiros no preguntan credenciales ni antecedentes penales. Aquí se mata por encargo, por celos, por negocio o porque sí.

En promedio, dos o tres muertos por día. Pero no se equivoquen: esto no es matemática, es ruleta. Hay días de cuatro ejecutados y otros de calma tensa, como si la muerte tomara siesta para regresar con más ganas. El primero, dos, cuatro y seis de mayo fueron los días más sangrientos. Fechas que nadie marcará con flores pero que la estadística subraya con rojo.

Mientras los funcionarios buscan culpables en las sombras y los medios siguen contando cuerpos como si fueran goles, la vida en Puebla sigue. Con miedo, claro. Con ese olor agrio que deja el plomo en el aire. Porque aquí la violencia no se anuncia: simplemente llega, se sienta a la mesa, y no pide permiso para quedarse.

Y uno se pregunta: ¿cuántos más hay que contar para que esto deje de ser costumbre?