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 Obra Pública, Sociedades de Papel y Calles de Tierra: el Caso de Insumos, Materiales y Construcción de Puebla S.A. de C.V.


Por: José Herrera / eprensa

TIANGUISMANALCO, PUEBLA. — Una empresa creada en 2018, con objeto social para abarcar todo lo que se pueda construir, importar, administrar o alquilar, logró amarrar cinco contratos de adoquinamiento en el municipio de Tianguismanalco entre 2020 y 2021. Su nombre: Insumos, Materiales y Construcción de Puebla, S.A. de C.V. Su domicilio fiscal, en cambio, conduce a terrenos agrícolas en las afueras de Puebla capital, una franja donde comienza una zona residencial con calles que ya están adoquinadas, esperando la especulación inmobiliaria en Cuautlancingo.

En el centro del entramado aparece un nombre: Marco Antonio Mejía Aldana, administrador único y representante legal de la empresa en dos etapas distintas. La primera, tras su constitución el 2 de abril de 2018 ante el notario Baraquiel Saloma Linares. La segunda, a partir del 26 de marzo de 2024, cuando regresó formalmente al mando mediante escritura pública otorgada por la notaria Norma Romero Cortés. En medio, un breve interregno: Eduardo Aarón Rojas Hughes lo sustituyó como administrador en 2021, solo para ser relevado en 2024.

Los documentos mercantiles revisados por Eprensa indican que esta sociedad —con capital social mínimo de apenas 50 mil pesos, dividido en partes iguales entre María Trinidad Peralta López y Marina Nanco Calva— tiene, en papel, un campo de acción tan amplio como la imaginación notarial lo permita: restauración de monumentos, limpieza de fosas sépticas, instalación de redes de drenaje, desarrollo inmobiliario, administración de bienes raíces, importación de maquinaria y hasta capacitación de personal. Todo esto desde un terreno sin urbanizar.

Contratos sin huella

A través de solicitudes de información y registros públicos, Proceso documentó que esta empresa recibió al menos cinco contratos en 2021 por parte del ayuntamiento de Tianguismanalco. Los montos superan, en total, los 6.7 millones de pesos, bajo las siguientes obras:

  1. Adoquinamiento de la calle Cuauhtémoc – $355,596.13

  2. Adoquinamiento de la calle Agustín de Iturbide – $492,394.90

  3. Adoquinamiento de la calle Progreso – $362,408.64

  4. Calle San Pedro entre 16 de Septiembre y Olímpico Deportivo – $2,454,549.84

  5. Adoquinamiento de la calle Allende – $2,054,897.25

Todos los contratos están a nombre de Marco Antonio Mejía Aldana, como representante de la empresa. Todos amparados bajo la clave del Ramo 33, recursos federales etiquetados para obra pública con impacto social.

Sin embargo, algo no cuadra. Las actas de asamblea y escrituras mercantiles muestran que Mejía Aldana había sido removido del cargo en septiembre de 2021, y quien figuraba como administrador único legalmente registrado en esa fecha era Eduardo Rojas Hughes. ¿Quién firmó entonces los contratos como representante legal? ¿Por qué el gobierno municipal bloqueó después el acceso público a estos contratos en su sitio oficial?

El terreno vacío y el contrato firmado

Uno de los datos más reveladores es el del domicilio fiscal declarado por la empresa en sus contratos con el gobierno municipal. Una inspección de campo realizada en 2021 y verificada en imágenes satelitales y archivos catastrales muestra que el supuesto domicilio se ubica en una zona agrícola en transición, sin oficinas visibles, sin rótulos, sin registro de actividad empresarial. Apenas unas calles recién adoquinadas, irónicamente, en medio del campo. Algunas de esas calles forman parte de los mismos contratos firmados por la empresa.

La pregunta inevitable es: ¿Quién autorizó los pagos? ¿Se verificaron los avances de obra? ¿Se cotejaron los poderes legales del firmante en ese momento?

Empresas de constructoras o constructoras de papel

El caso de Insumos, Materiales y Construcción de Puebla no es aislado. Es un patrón que se repite en los municipios más pequeños de Puebla, donde empresas con escasa actividad comprobable logran acceder a contratos millonarios con relativa facilidad, muchas veces a través de adjudicaciones directas disfrazadas de licitaciones simplificadas. Sociedades anónimas con capitales mínimos, con múltiples objetos sociales que diluyen cualquier especialización, operan con poderes notariales amplísimos y domicilios fiscales inexistentes.

Y en el corazón de todo: un puñado de notarios, un par de apoderados, y uno o dos nombres que se repiten de acta en acta, de calle en calle.

Lo que sí existe es la calle Cuauhtémoc, o lo que queda de ella: con adoquines mal puestos, cunetas deslavadas y sin señalética. Una obra de más de 350 mil pesos que parece haber sido ejecutada sin supervisión ni permanencia.

Entre la burocracia y el polvo

Cuando este medio intentó acceder nuevamente a los contratos firmados por el municipio, encontró que los enlaces oficiales en el portal de transparencia fueron retirados o desactivados. El pretexto: “revisión de la plataforma”. La consecuencia: opacidad.

En tanto, el representante legal, Marco Antonio Mejía Aldana, reapareció como administrador único en marzo de 2024. Justo antes de que comiencen los ciclos presupuestales para nuevas licitaciones. Justo a tiempo.


Eprensa solicitó una postura oficial del Ayuntamiento de Tianguismanalco, pero hasta el cierre de edición no hubo respuesta.

Mientras tanto, las calles siguen quebradas, el acta constitutiva intacta, y el dinero público esfumado entre el lodo y los archivos notariales.