Incendios en Coatepec y Zacatlán: el fuego avanza entre residuos y omisiones oficiales
21 de mayo de 2025
Mientras autoridades estatales aseguran que los incendios forestales en Zacatlán y en el relleno sanitario de Coatepec están “controlados al 80 %”, la realidad en el terreno revela un panorama menos optimista. Samuel Aguilar Pala, titular de la Secretaría de Gobernación de Puebla, informó que ambos siniestros continúan activos, aunque insistió en que ya están siendo combatidos por brigadas de Protección Civil y con apoyo aéreo.
Pero ese control parcial, reconocido incluso por el funcionario, evidencia más de lo que aclara: las llamas persisten debido, en parte, a la acumulación de residuos y materiales altamente inflamables en el tiradero de Coatepec, cuya operación ha sido objeto de múltiples señalamientos por malas prácticas de disposición y escaso cumplimiento ambiental. "A causa de las sustancias que están en el relleno propician que continúe el fuego y no se mitigue al 100 por ciento", admitió Aguilar Pala, sin ofrecer detalles sobre la naturaleza de esos compuestos ni sobre el manejo que les dio la empresa o autoridad responsable.
Expertos en gestión ambiental consultados advierten que incendios en tiraderos a cielo abierto suelen implicar emisiones tóxicas —entre ellas, dioxinas y furanos— cuya inhalación puede representar un riesgo para la salud humana y para los ecosistemas locales. A pesar de ello, el gobierno estatal ha minimizado las posibles afectaciones, limitándose a informar que “no hay riesgo grave o afectación en alguna vivienda”.
En el caso de Zacatlán, los incendios forestales no son novedad: en los últimos cinco años se han registrado al menos una veintena de siniestros en zonas boscosas del municipio, muchos vinculados a la tala ilegal o al uso descontrolado del fuego en labores agrícolas. Sin embargo, ni el gobierno estatal ni las autoridades municipales han diseñado una política de prevención integral o de restauración forestal, lo que convierte cada temporada de calor en un escenario predecible de crisis.
La intervención tardía, el escaso equipamiento de las brigadas locales y la falta de vigilancia efectiva en tiraderos como el de Coatepec se han vuelto una constante en la administración estatal. En lugar de políticas ambientales estructurales, la respuesta institucional parece limitarse a operativos de contención y boletines con cifras optimistas, como el “80 % de control”.
El fuego continúa y con él, también la opacidad en torno al verdadero impacto ecológico y social de estos incendios. ¿Cuántos más deberán registrarse para que la autoridad deje de apagar fuegos sólo con declaraciones?