Dopamina en la vida pública
La vida pública está llena de falsos generadores de dopamina que afectan al que la consume
Jesús Horacio Cano Vargas
Abogado con estudios en Derecho Constitucional y Amparo. Servidor público por vocación, ha sido profesor universitario, y asesor jurídico de empresas y entidades gubernamentales, pero sobre todo, apasionado de lo que hace.
Lunes, Febrero 24, 2025
La dopamina es un neurotransmisor que produce nuestro cerebro, muy necesario para distintas funciones, pero como todo en la vida, debe de tenerse en su justa medida. Si se produce en defecto o en exceso podemos sufrir las consecuencias. Por la exposición sensorial, en los tiempos que corren, tenemos un peligro latente de tener exceso de dopamina, lo cual entre otros desórdenes puede generar falta de apetito, mucha distracción o incluso esquizofrenia.
La vida pública está llena de esos falsos generadores de dopamina, muy peligrosos para quienes lo usan. Llegan a tener una falsa percepción de la realidad. A continuación mencionaré algunos. Parecerán lista de pecados capitales, pero son los tipos de dopamina que muchas veces causa esquizofrenia a nuestros políticos:
La venganza: A algunos les gusta compararla con un platillo, y hasta discuten si se debe servir fría o caliente. El político embiste contra su “rival” y le “regresa” la acción que el primero consideró en su momento una agresión. Concretar estos golpes causa gran satisfacción de forma inmediata, pero tiene algunos problemas. Te desgastas en destruir. Todo ese esfuerzo debería de invertirse en construir. Como ya lo he dicho, vale la pena darle la vuelta y ver para adelante. En política los adversarios de hoy podrán ser los aliados del futuro, ahí tienen al PRI y al PAN, férreos opositores del uno y del otro, hoy son aliados…
La vanidad: Desde ir a entrevistas donde solo se recibe adulaciones, o el tener bots replicando lo que tú crees que es, por ejemplo, el 50 por ciento de los comentarios negativos a las acciones del Ayuntamiento de San Martín provienen de cuentas falsas o comúnmente conocidos como bots. Podrás tener la “opinión” a tu favor en redes sociales, pero aun así no ganar una elección.
Al igual que la venganza, cuando el político alimenta su vanidad obtiene satisfacción de forma instantánea, pero solamente se está auto-engañando.
La envidia: El domingo escuchaba que la envidia era el sentimiento de los débiles. He escuchado a empresarios que la señalan como un obstáculo para el crecimiento del país. Creo que para el político es la expresión del ego y un gran obstáculo para hacer equipo.
Al igual que la venganza y la vanidad, al momento de actuar con envidia se produce cierto efecto satisfactorio, se trata de más ni menos que el hacer menos al que daña nuestro ego.
En lugar de envidiarle al otro y actuar en consecuencia, emprendiendo un ataque para que no opaque el brillo; sería bueno intentar sumar. Por naturaleza todos somos diferentes, por lo tanto, tenemos distintos dones. En equipo sumando, podríamos llegar de forma más asequible al bien común.
Como esos hay muchos ejemplos de dopamina barata, que los que nos dedicamos a la cosa de todos, llegamos a consumir. No nos escandalicemos, todos caemos alguna vez en buscar la satisfacción de forma fácil y rápida. Lo importante es darse cuenta, ¿cómo? Teniendo un buen equipo que te acompañe, que sean críticos, pero te brinden soluciones; que observen los errores, pero conserven la esperanza. Hasta entonces.
Comentario al aire
Entre envidias, venganzas y pura vanidad no se llega a ningún lado. Quienes han sabido llegar lo hacen con generosidad, perdón y humildad. Quizá el primero es el camino más fácil, pero el segundo depositado en la esperanza, da mejores frutos y sobre todo más duraderos. La esperanza no es más que saber que estás haciendo las cosas bien y esperar lo mejor, por eso decía un santo de la Iglesia Católica que cultivar la esperanza significa robustecer la voluntad.
Respetar la libertad del otro y tener piel gruesa, entendiendo las circunstancias del otro, es vital para el que se quiere meter a la cocina política. Respetar la libertad para después pedir reciprocidad, no se puede pedir lo que no se da. La piel gruesa para hacerle frente a lo dicho en honor a la libertad y entender las circunstancias para poder perdonar, ayudar y después construir el bien común.