Un nuevo modelo de desarrollo
La llegada de Trump impulsa a México a diversificar su economía y fortalecer su industria
Alejandro Carvajal Hidalgo
Diputado federal desde 2018 representando por mayoría relativa al Distrito VI. Estudió la Licenciatura en Derecho en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Fue dirigente de El Barzón poblano, y desde diferentes espacios de participación ha promovido acciones para construir bienestar en la sociedad.
La llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos amenaza con una agresiva política injerencista en contra de México, sobre todo en el ámbito comercial y económico por la amenaza de aranceles, renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y un discurso de confrontación, que además de un desafío ofrece una ventana de oportunidad para México.
Por ello nuestro país debe transformar esta coyuntura en una oportunidad para redefinir nuestro modelo de desarrollo económico, que sea más autónomo, justo y diversificado. Siendo la decimotercera economía mundial, con una vasta vocación productiva, comercial y cultural, contamos con el potencial para emerger como un líder en la región y una de las economías más prometedoras del mundo.
La clave para construir un nuevo modelo de desarrollo radica en romper con la dependencia hacia un solo mercado, particularmente el estadounidense. Las condiciones actuales del mundo multipolar, en las que potencias como China, India y la Unión Europea compiten por influencia y recursos, ofrecen a México la oportunidad de diversificar sus alianzas comerciales y explorar nuevos mercados.
Esto no implica un rechazo al comercio con Estados Unidos, sino la necesidad de redirigir esfuerzos para fortalecer la industria nacional, el campo y otros sectores estratégicos que le otorguen a nuestro país una mayor capacidad de negociación y autonomía. México no puede seguir siendo simplemente una plataforma de manufactura para un solo país; debemos construir una economía que valore su riqueza interna, desde la producción agrícola hasta la innovación tecnológica, y sobre todo el apoyo a los emprendimientos de las y los jóvenes.
En este proceso de transformación, el desarrollo debe gestarse desde lo nacional hacia lo regional, lo que nos lleva al papel fundamental de la mesopolítica. La consolidación de un modelo económico sólido requiere articularse sobre las particularidades productivas de cada región, impulsando el desarrollo local con base en sus vocaciones específicas. No podemos ignorar que las necesidades y oportunidades de la Mixteca poblana, con su rica producción artesanal y agrícola, difieren notablemente de la Cuenca Libres-Oriental, conocida por su vocación agrícola industrial.
Aprovechar la diversidad productiva, fortalecer cadenas de valor y fomentar políticas públicas diferenciadas que reconozcan estas realidades es el camino para consolidar un modelo verdaderamente incluyente y equitativo. Es decir, una política nacional de particularidades regionales, la consolidación de una nueva clase económica y el fortalecimiento de la economía interna desde la comunidad.
@ACarvajal06
Domingo, Noviembre 10, 2024