
Los motivos que llevaron a esta vida hÃbrida pueden haber sido la búsqueda de alimento en el agua o la necesidad de esconderse de depredadores. De cualquier modo, este hecho podrÃa haber influido en la evolución natural, generando una subespecie anfibia, mientras que otros homÃnidos mantenÃan una existencia puramente terrestre.
Si bien con el correr de los años la teorÃa fue abandonada a grandes rasgos, hubo al menos tres estudiosos distintos (Max Westenhofer, ideólogo, Sir Alister Hardy, biólogo marino, y Elaine Morgan, escritora feminista) que se ocuparon de desarrollarla.
CientÃficos han descubierto indicios de que especies similares a las sirenas podrÃan existir.
Sirenas en el mar
Las razones para justificar la teorÃa del simio acuático son múltiples, entre ellas:
El hecho de que somos la única especie de primate en la cual el pelo no cubre la totalidad del cuerpo, una condición que se da sólo en ambientes acuáticos o subterráneos.
Los humanos somos los únicos mamÃferos bÃpedos. Esta condición no podrÃa haberse dado fácilmente en la sabana africana, donde evolucionaron los primeros hombres, pero sà en el agua, que mantiene al cuerpo en esta posición.
La respiración en el humano es distinta que en otros mamÃferos, ya que tenemos la capacidad de controlarla voluntariamente. Tal como las criaturas marinas, podemos inhalar tanto aire como necesitemos para zambullirnos en el agua, y luego volver a la superficie por más.
Al igual que los mamÃferos acuáticos, pero a diferencia de los terrestres, los humanos tenemos un exceso de grasa corporal que retenemos durante todo el año.
Tanto las lágrimas, como la sudoración excesiva, y también la porción de piel que se encuentra entre el dedo pulgar y el Ãndice sugieren, para los devotos de la teorÃa, antepasados marinos.
Por último, nuestra facilidad para la natación, mientras que otros mamÃferos se mueven torpemente en el agua, sugiere que parte de nuestra evolución ocurrió de manera acuática.
Las sirenas tendrÃan un lenguaje desarrollado y complejo como el humano.
Los detractores de la teorÃa la descartan indicando que, por ejemplo, existen muchos mamÃferos acuáticos con pelo, como las nutrias y los castores. Por otro lado, ningún mamÃfero acuático es bÃpedo y, lo más importante de todo, no se han hallado restos fósiles que puedan comprobar que existiese una especie de monos acuáticos o “sirenas” en ningún momento de la historia.
Sin embargo, en los últimos años, diversas investigaciones sugirieron que sà podrÃan existir en el agua criaturas con un lenguaje tan complejo como el humano , lo cual hizo renacer la hipótesis de la sirena.
Según nuevos estudios, algunos homÃnidos podrÃan haberse adentrado en el agua, transformando sus dos piernas en una cola que les permitiera nadar con más facilidad.