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Fentanilo, finanzas y silencio institucional

Fentanilo, finanzas y silencio institucional: el triángulo que incomoda a la banca mexicana

Por José Herrera

Mientras el país intenta contener una ola de violencia alimentada por los tentáculos del narcotráfico, un golpe financiero desde Washington sacude al corazón del sistema bancario mexicano. La Red de Control de Delitos Financieros (FinCEN, por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha señalado a CIBanco, Intercam y Vector Casa de Bolsa como engranajes clave en el andamiaje del lavado de dinero ligado al fentanilo. La acusación: haber facilitado operaciones financieras con empresas chinas relacionadas con el suministro de precursores químicos.


¿Qué sabemos hasta ahora?

Según fuentes del Departamento del Tesoro citadas en medios estadounidenses, las tres instituciones mexicanas participaron —voluntaria o negligentemente— en transacciones destinadas a empresas chinas que estarían enviando los químicos base del fentanilo a América. La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) confirmó que al menos 300 empresas mexicanas hicieron operaciones sospechosas a través de 10 instituciones financieras, aunque solo se revelaron tres nombres. Las otras siete permanecen protegidas por el silencio institucional.

La Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) anunció la sustitución de los órganos administrativos de estas entidades, una medida que en el lenguaje financiero equivale a una intervención. Lo que no explicó fue por qué esta acción se toma después del señalamiento estadounidense y no por una investigación propia, como lo establece la normatividad mexicana en materia de prevención de lavado.

El triángulo de la impunidad: bancos, empresas chinas y crimen organizado

México ha sido señalado por múltiples agencias internacionales como punto neurálgico en el tráfico de fentanilo hacia EE.UU.. Lo que esta denuncia sugiere es que los mecanismos de transferencia y pago para la compra de precursores químicos se han institucionalizado a través del sistema bancario mexicano, particularmente en casas de bolsa y entidades que manejan grandes volúmenes de inversión y comercio exterior.

Lo alarmante no es solo el flujo de dinero —eso se rastrea—, sino la permisividad del sistema regulador, que no ha identificado o sancionado estos movimientos, incluso cuando las cifras exceden por mucho el perfil de riesgo de los clientes o contradicen el principio de “conocimiento del cliente” (KYC).

¿Dónde está la responsabilidad?

La SHCP asegura que no ha recibido pruebas concretas. No obstante, esto no elimina la posibilidad de que existan operaciones irregulares. La CNBV, por su parte, se limitó a ejecutar un relevo administrativo sin aclarar si habrá sanciones, denuncias penales o cooperación real con las autoridades norteamericanas. Hasta ahora, no se han congelado cuentas, ni se han hecho públicas las 300 empresas nacionales implicadas, lo que da pie a sospechas de encubrimiento.

Lo que sigue: ¿Quiénes son las 7 instituciones restantes?

Fuentes financieras y de inteligencia consultadas en reserva sugieren que otras instituciones de renombre están bajo investigación, entre ellas bancos medianos y fintechs que han operado sin supervisión efectiva. La clave está en rastrear los flujos hacia Hong Kong, Shenzhen y otros hubs financieros usados como fachada por redes delictivas.

Esas operaciones no ocurrieron en la clandestinidad: pasaron por filtros, sistemas de monitoreo y comités de cumplimiento que, en teoría, debieron detectar irregularidades. El hecho de que no lo hicieran, o lo hayan permitido, puede constituir complicidad o colusión.

¿Qué puede venir?

Estados Unidos podría escalar el conflicto si México no actúa con contundencia. Una designación formal bajo la Ley Kingpin o sanciones del tipo OFAC (Oficina de Control de Activos Extranjeros) podrían bloquear el acceso de estas instituciones al sistema financiero estadounidense, lo cual afectaría seriamente la inversión extranjera y la credibilidad del sistema bancario mexicano.


Líneas de investigación que podrían adoptarse:

  1. Rastrear las empresas mexicanas señaladas por la UIF: ¿Quiénes son esas 300 compañías? ¿Tienen contratos públicos? ¿Están vinculadas a redes del crimen?

  2. Revisar antecedentes de Vector Casa de Bolsa, Intercam y CIBanco: ¿han estado involucradas antes en operaciones sospechosas? ¿Tienen relaciones con operadores políticos o empresariales?

  3. Analizar el papel de la CNBV y la UIF: ¿Qué investigaciones internas han iniciado? ¿Por qué no actuaron antes?

  4. Identificar los socios comerciales chinos involucrados: ¿Cuáles son las empresas receptoras de las transferencias? ¿Están en la lista negra de EE.UU.?


El dinero sucio rara vez viaja solo. Tiene escolta bancaria, coartada legal y protección institucional. Lo que hoy se denuncia desde Washington podría ser apenas la punta del iceberg de una red mucho más amplia y sofisticada, en la que la banca, los negocios y el crimen organizado llevan tiempo compartiendo el mismo asiento.