Todo queda en familia
Nepotismo, sangre y plomo en San Martín Texmelucan
Por José Herrera
San Martín Texmelucan, Puebla. 6 de febrero de 2025
La corrupción en Puebla ya no es un tumor: es una metástasis. En San Martín Texmelucan, gobierna un alcalde que reparte el erario como si fuera herencia de familia. José Manuel Alonso Ramírez, electo bajo las siglas del Partido Verde Ecologista de México, no sólo conduce una camioneta blindada de 3.8 millones de pesos —pagada con dinero público—, sino que convirtió el Ayuntamiento en una extensión de su comedor: al menos cinco familiares suyos cobran del presupuesto municipal, sin títulos universitarios y con sueldos que indignan incluso al más apático.
No hay pudor. No hay vergüenza. Y no hay ley que pare el saqueo.
El nuevo feudo texmeluquense
La Plataforma Nacional de Transparencia revela que el alcalde ha colocado a tres de sus familiares en el DIF municipal, una más en la Secretaría de Bienestar Social y otra en Tesorería. Todas mujeres. Todas con apellidos que coinciden con los de su árbol genealógico. La mayoría, con apenas secundaria o bachillerato como máximo grado de estudios. Algunas, según empleados del Ayuntamiento, “aparecen más en redes sociales que en sus escritorios”.
El nepotismo no es nuevo, pero sí escandalosamente descarado. En total, 103 mil pesos mensuales del erario público son canalizados a estas parientes, que ocupan cargos administrativos sin que medien convocatorias, concursos, méritos ni decencia.
“El Ayuntamiento se volvió una reunión familiar pagada con nuestros impuestos. No puedes decir nada porque te callan, o te corren. Aquí ya no manda un presidente, manda una familia”, denuncia una trabajadora municipal que pidió el anonimato por temor a represalias.
La estética del blindaje
Apenas tomó protesta el 15 de octubre de 2024, Alonso Ramírez solicitó la compra de una camioneta blindada tipo Suburban, valuada en 3.8 millones de pesos, supuestamente para garantizar su seguridad. Pero en el pueblo, donde las ambulancias están inservibles y los hospitales carecen de medicamentos básicos, la camioneta representa el símbolo del insulto, del abuso, de la distancia entre el poder y la gente.
La Auditoría Superior del Estado (ASE) ya investiga la adquisición, aunque en voz baja, como suelen hacerse las cosas cuando el político de turno presume buenos padrinos.
“¿Cómo le hacen los presidentes municipales de antes que andaban en Tsuru y vivían? Hoy se creen narcopolíticos, blindados, rodeados de guarros y comprando camionetas como si vivieran en Culiacán”, escribió un vecino en un grupo vecinal de Facebook.
Más muertos que días festivos
Pero el insulto no es sólo económico. Es de sangre. Porque mientras las cuñadas del presidente cobran sus cheques, el municipio vive un repunte de homicidios dolosos del 60 por ciento, según datos de la Fiscalía General del Estado. En noviembre y diciembre de 2024 —los dos primeros meses de gestión— se registraron ocho asesinatos, seis con arma de fuego y dos con arma blanca. En el mismo periodo de 2023 fueron cinco.
Los muertos aumentan, los policías escasean, pero el poder del clan Alonso se multiplica.
La Cuarta Transformación y sus bastardos
San Martín Texmelucan es otro municipio poblano donde la Cuarta Transformación se volvió una farsa estructurada, una escenografía de discursos huecos. El partido Morena y sus aliados locales miran hacia otro lado. Nadie en el Congreso ha solicitado una investigación. Nadie en la ASE se atreve a dar entrevistas.
Porque en Texmelucan no gobierna un alcalde: gobierna una familia. Y como toda familia poderosa, se protegen entre ellos.
Mientras tanto, en las colonias del sur, las mujeres esperan que llegue una ambulancia que no existe, los jóvenes mueren entre las balas, y el único blindaje disponible es el silencio.