Alto Mando de la Marina Hallado Muerto en Altamira: Sombras de Huachicol y Corrupción
En el puerto industrial de Altamira, Tamaulipas, donde el olor a diĆ©sel se mezcla con el salitre del Golfo, la muerte de un alto mando de la SecretarĆa de Marina (Semar) ha levantado una polvareda de preguntas que el gobierno federal no parece dispuesto a responder con claridad. El capitĆ”n de navĆo Abraham JeremĆas PĆ©rez RamĆrez, seƱalado por recibir sobornos en una red de huachicol fiscal, fue encontrado sin vida el 8 de septiembre en una camioneta oficial dentro de la Unidad de Protección Portuaria. Las autoridades federales, con su habitual hermetismo, apuntan a un suicidio, ocurrido a las 9:30 de la maƱana con un arma de fuego, segĆŗn reportes locales. Sin embargo, la sombra de la corrupción y la impunidad que envuelve este caso –y a la propia Marina– sugiere que la verdad podrĆa ser mĆ”s opaca que el combustible ilegal que circula por los muelles de Tamaulipas.El deceso de PĆ©rez RamĆrez, titular de la unidad portuaria, llega apenas un dĆa despuĆ©s de que el gabinete de seguridad anunciara la detención de 14 integrantes de una red criminal conocida como Los Primos, dedicada al huachicol fiscal. SegĆŗn la FiscalĆa General de la RepĆŗblica (FGR), esta organización –vinculada al decomiso histórico de marzo de 2025 de 10 millones de litros de diĆ©sel, un buque y 190 contenedores en Tampico– estaba presuntamente liderada por dos sobrinos polĆticos del exsecretario de Marina, Rafael Ojeda DurĆ”n: el vicealmirante Manuel Roberto FarĆas Laguna, ya detenido, y el contralmirante Fernando FarĆas Laguna, aĆŗn prófugo. La red, segĆŗn un testigo protegido –exdirector de Aduanas de Tampico–, operaba con sobornos de hasta 100 mil pesos que PĆ©rez RamĆrez habrĆa recibido para permitir la entrada de buques con combustible no declarado.La Semar, en un comunicado difundido en redes sociales, expresó un “profundo lamento” por la muerte de su elemento, extendiendo condolencias a la familia y prometiendo “colaboración con las autoridades competentes para el pleno esclarecimiento de los hechos”. Sin embargo, el mensaje, cargado de formalidad burocrĆ”tica, omite cualquier mención a las acusaciones que pesaban sobre PĆ©rez RamĆrez, cuya reputación quedó manchada tras ser seƱalado en la investigación de la FGR. El silencio institucional, una constante en casos que involucran a las fuerzas armadas, refuerza las dudas sobre la transparencia en un paĆs donde la corrupción parece tan arraigada como los muelles en el Golfo.El caso de Los Primos no solo implica a marinos. Entre los detenidos destaca Anuar GonzĆ”lez Hemadi, un exjuez federal destituido por irregularidades en el caso de abuso sexual de Los Porkys, en Veracruz, y ahora representante legal de Mefra Fletes, una empresa ligada a la red de huachicol. La FGR, encabezada por Alejandro Gertz Manero, ha advertido que hay mĆ”s órdenes de aprehensión en camino, sugiriendo que la red podrĆa extenderse mĆ”s allĆ” de los 14 capturados, que incluyen empresarios, marinos en activo, un oficial retirado y exfuncionarios de aduanas. La investigación apunta a un entramado que combina poder polĆtico, complicidad institucional y voracidad económica, con el puerto de Altamira como uno de sus epicentros.El caso tambiĆ©n ha salpicado a figuras polĆticas. En Baja California, la gobernadora MarĆa del Pilar Ćvila Olmeda afirmó que las investigaciones por huachicol fiscal involucran a “un exgobernador del PAN”, en clara alusión a Ernesto Ruffo Appel, el primer panista en gobernar el estado. Aunque la fiscal estatal, MarĆa Elena Andrade, aclaró que no existe orden de aprehensión contra Ruffo, Ćvila Olmeda insistió en que su nombre figura en las pesquisas, posiblemente ligado a la empresa Ingemar SA de CV, bajo escrutinio por presuntos delitos relacionados con el combustible ilegal. Ruffo, desde su casa en Ensenada, ha negado cualquier contacto con las autoridades federales, pero la mención de su nombre –en un contexto de 200 órdenes de aprehensión pendientes, segĆŗn rumores– aƱade otra capa de sospecha a un caso que ya apesta a impunidad.El gobierno federal presume los decomisos –1.8 millones de litros en julio, 10 millones en marzo– como trofeos en su lucha contra el huachicol, pero la muerte de PĆ©rez RamĆrez expone las grietas de un sistema donde los guardianes parecen ser tambiĆ©n los cómplices. La FGR, ahora a cargo de las investigaciones en Altamira, enfrenta el desafĆo de esclarecer no solo un presunto suicidio, sino el alcance de una red que involucra a altos mandos, empresarios y polĆticos. Mientras tanto, en Tamaulipas, el puerto sigue operando, los buques llegan y la verdad, como el combustible robado, se escurre entre las grietas de un paĆs que no termina de enfrentar sus demonios.