Sentencian a Axel “N” a 12 años de prisión por portar un equipo bloqueador de señal en Huejotzingo
Por José Herrera
Huejotzingo, Puebla. — La justicia federal condenó a Axel “N” a 12 años de prisión tras ser detenido en posesión de un equipo inhibidor de señal sobre la autopista México-Puebla, a la altura del kilómetro 101+850, en inmediaciones de Santa Ana Xalmimilulco, perteneciente al municipio de Huejotzingo.
El joven, de quien las autoridades se reservaron el apellido por razones legales, fue aprehendido por elementos de la Guardia Nacional tras una breve persecución vehicular. De acuerdo con la carpeta de investigación, transportaba un dispositivo con ocho antenas, utilizado para anular señales de telefonía celular, herramienta comúnmente vinculada a actividades delictivas como el robo de transporte de carga y otras formas de crimen organizado.
En un escueto boletín de prensa, la Fiscalía General de la República (FGR) informó que la detención derivó en una sentencia condenatoria, obtenida mediante juicio oral, por el delito en materia de telecomunicaciones, en la modalidad de portación de equipos diseñados para interferir señales.
Entre la tecnología y la impunidad
Aunque el caso de Axel no figura entre los grandes golpes al crimen organizado, ilustra una problemática persistente: el uso generalizado de dispositivos tecnológicos como los inhibidores de frecuencia, cuya venta y adquisición aún no está completamente regulada ni fiscalizada en el país.
Estos equipos son utilizados para dejar incomunicadas a víctimas y evitar rastreo satelital de unidades robadas, una estrategia ampliamente documentada en zonas rojas del corredor Puebla–Veracruz, uno de los más conflictivos en materia de robo al transporte.
La severidad de la condena —doce años de prisión— podría interpretarse como una medida ejemplarizante frente al avance de tecnologías criminales en el país. No obstante, persisten dudas sobre la eficacia del Estado para desarticular redes más amplias, responsables de operar estos dispositivos a gran escala.
Axel “N” fue consignado ante el Ministerio Público, que presentó la acusación formal. Sin embargo, no se ha informado si existen otros implicados, ni si el equipo decomisado tenía vínculos con una célula criminal específica.
¿Un mensaje o un caso aislado?
Con esta sentencia, el gobierno federal parece reforzar la narrativa de combate frontal a delitos tecnológicos vinculados al crimen organizado. Pero, más allá del caso individual, analistas advierten que se requiere una estrategia de inteligencia más profunda, capaz de identificar redes de suministro y financiamiento detrás de estos dispositivos.
Por lo pronto, Axel “N” enfrentará una larga condena tras las rejas, mientras las autoridades federales insisten en que este tipo de sentencias buscan enviar un mensaje contundente: el uso de tecnología para delinquir no quedará impune.