Hacer Patria es cumplir con la ley
Horacio Cano Vargas
El Estado de Derecho, es
una lucha de todos los días y no se alcanza de la noche a la mañana.
Voy a describir tres hechos recientes en los que es evidente la
deficiencia del Estado de Derecho en nuestro país:
PRIMERO: Atropellan a un periodista y el conductor huye. O lo dejan ir. De
no ser por la presión del gremio periodístico y la solidaridad pública, quizá
todo habría quedado en la impunidad. Gracias a Dios el periodista Fredy Aco
sigue vivo y recuperándose, y el presunto responsable ha sido identificado.
Pero, desgraciadamente, ese no es el común denominador. De acuerdo con Human
Rights Watch, entre 2010 y 2022, solo en 17 % de los expedientes por homicidio
doloso se logró identificar formalmente a un sospechoso. ¿Cuántos casos como el
de Fredy no tienen ni seguimiento?
SEGUNDO: El abuso en el gasto público es otro claro ejemplo. Casos como el
de Banco Accendo o la construcción del Museo Barroco muestran cómo se quiebra
el pacto más básico entre gobierno y ciudadanía. Aun cuando existen
lineamientos legales, son precisamente quienes deben procurar su cumplimiento
los primeros en burlarlos.
¿Habrá consecuencias? ¿Se castigará a los responsables de estos
desfalcos? ¿O volveremos al silencio institucional?
TERCERO: Hay otros casos de los que hemos hablado: los constantes bloqueos
en la autopista México–Puebla, la contaminación del aire y los ríos, o la
tolerancia —cuando no complicidad— frente a prácticas ilegales.
¿Qué tienen en común todos estos escenarios?
La falta de cultura de Estado de Derecho.
No se trata solo de leyes mal hechas o mal aplicadas. Se trata de
una sociedad que no valora el cumplimiento de la norma como una forma de
justicia. Y sí, suena trillado, pero no podemos esperar que las cosas cambien
por arte de magia. Se requieren esfuerzos individuales que contagien a los
demás, sin dejar de exigir lo que corresponde a nuestras autoridades. Porque
nuestras autoridades no vienen de otro planeta: son nuestros vecinos, ex
compañeros de escuela, incluso familiares. Somos parte de la misma sociedad.
Aprovechando las vacaciones, invito a reflexionar en familia:
¿estamos enseñando el respeto al Estado de Derecho a nuestros hijos? Y si no lo
estamos haciendo con el ejemplo, entonces no estamos haciendo nada. No hace
falta mucho: basta con cumplir lo que está prescrito.
Si eres empresario, puedes empezar por pagar tus impuestos
puntualmente, reconocer los derechos laborales y actuar con responsabilidad
social.
Si eres trabajador, con hacer lo que debes y estar en lo que
haces, ya estás cumpliendo.
Todos tenemos algo que hacer: cumplir la ley, respetar a los
demás, no aprovecharse de vacíos o palancas. Solamente pensemos si todos
hiciéramos lo que nos toca hacer…
El Estado de Derecho no se da por decreto. Se instala —o se
pierde— en el día a día. Hacer Patria, es cumplir con la ley, cumplir con la
ley es hacer ciudadanía.
Apunte al aire
Dicen que en política lo peor que puede pasarte es pasar
desapercibido. Los puestos no definen a la persona. Es la persona quien define
al puesto. Porque los cargos públicos son, al final, efímeros.
Cometer errores en el servicio público es inevitable: como decía
mi papá, “solo no se equivoca quien no hace nada”. Lo importante es aprender. Y
sí, a veces tropezamos dos veces con la misma piedra, pero aprendemos cosas
distintas.
Hace falta fortaleza para aceptar los errores, templanza para
corregir, prudencia para encontrar el punto justo, y, sobre todo, caridad para
ir más allá de lo que es justo.
Estos días he notado que hay muchas personas que se acuerdan de
uno. Lo dicen en sobremesas, en redes, en pláticas. Para bien o para mal.
A todos —sin importar el tono— les agradezco.
Ya lo dijo un personaje de la política poblana:
“Quien no se quiera quemar, que no se meta a la cocina.”