¿Tienes una pata de elefante en casa? La Profepa puede multarte con 200 mil pesos
5 de junio de 2025
En México, poseer una planta ornamental puede implicar más que buen gusto: también puede ser un delito federal. La “pata de elefante” (Beaucarnea recurvata), especie endémica de Puebla y Oaxaca, se ha convertido en una víctima más del mercado ilegal de flora silvestre, y tenerla en casa sin documentos legales puede costar hasta 200 mil pesos en sanciones, advirtió la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
Catalogada como una especie “amenazada” por la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, la pata de elefante es hoy símbolo del deterioro ambiental y de la ineficacia institucional para frenar el saqueo de biodiversidad. Su extracción, transporte o comercialización sin autorización constituye un delito penado por el artículo 420 del Código Penal Federal, con castigos que van de uno a nueve años de prisión y multas de hasta 3 mil días de salario mínimo.
El atractivo comercial de esta especie radica en su forma: un tronco bulboso que almacena agua —lo que le permite sobrevivir en zonas áridas— y largas hojas que caen como cortinas verdes. Pero su popularidad como planta decorativa ha derivado en una sobreexplotación silenciosa. En muchos mercados de plantas ornamentales se comercializa sin ningún tipo de certificación, mientras las autoridades realizan operativos esporádicos y las sanciones se diluyen entre trámites burocráticos y complicidades locales.
A pesar de la gravedad, el tráfico de Beaucarnea recurvata no figura entre las prioridades mediáticas ni políticas. De las once variedades de esta planta, ocho son endémicas de México. Si desaparecen, se van con ellas miles de años de evolución biológica y un ecosistema ya debilitado por la deforestación, los megaproyectos y el abandono del campo.
La Profepa ha exhortado a la ciudadanía a no comprar ejemplares sin documentación legal y a denunciar cualquier punto de venta ilícita. Sin embargo, en un país donde la protección ambiental suele ser letra muerta, la conservación depende más del sentido común de la sociedad que de una política pública efectiva.
Porque al final, la pregunta no es sólo si tienes una pata de elefante en casa… sino de qué lado estás: del de la naturaleza, o del saqueo silencioso que la arrasa.