Lenguaje y Comunicación
por José Herrera
La lengua es una herramienta flexible, moldeable por el uso que hacen de ella las comunidades que la emplean para comunicarse. Sus límites no están fijados por normas absolutas, sino por la eficacia con que permite que las personas se entiendan entre sí, siempre en un marco de respeto hacia los demás. En este sentido, la lingüística no es prescriptiva: no impone reglas inamovibles, sino que observa, analiza y describe cómo evoluciona el lenguaje en la práctica.
La Real Academia Española no tiene la facultad de decidir cómo debe comunicarse una sociedad, una comunidad o un país. No existe una forma "correcta" única de hablar, pues la lengua no es una verdad objetiva, sino una construcción humana. Las palabras no transforman la esencia de las cosas, simplemente las nombran. Llamar “presidenta” a una mujer que ejerce la presidencia no cambia la naturaleza de su cargo; únicamente refleja una realidad gramatical y social: se trata de una mujer en el ejercicio del poder ejecutivo.
Si la sociedad mexicana, a través del uso mayoritario, adopta el término “presidenta” para referirse a una mujer que ocupa ese cargo, dicha denominación adquiere legitimidad. El lenguaje evoluciona conforme a las necesidades y convenciones sociales. En este caso, “presidenta” combina el sentido gramatical del género femenino con la función política que representa. Se trata, por tanto, de una adaptación coherente con el uso del idioma y con los principios que rigen la comunicación efectiva en una sociedad en constante transformación.
Lo mismo en pocas palabras (en tiempos que la gente lee menos)
La lengua no tiene dueños. Es una herramienta viva que cambia según cómo la use la gente. No hay una forma “correcta” única de hablar, solo formas que funcionan para comunicarnos.
2/ La Real Academia Española no dicta cómo debe hablar una sociedad. Observa y propone, pero no impone. La lingüística no es prescriptiva: describe, no manda.
3/ Decir “presidenta” no altera la realidad. No cambia el cargo, solo nombra quién lo ejerce: una mujer. El idioma se adapta para reflejar eso. Y está bien.
4/ Si la mayoría dice “presidenta”, esa será la palabra válida. Porque es el uso social, no una regla escrita, lo que define el lenguaje.
5/ La lengua es un invento humano. Evoluciona con nosotrxs. “Presidenta” no es un capricho ideológico, es una forma coherente de nombrar una realidad.
6/ No es ideología, es gramática + uso social. Si una mujer preside, decir “presidenta” comunica mejor y más claro. Así funciona la lengua.
7/ El lenguaje cambia. Y eso es libertad.