Ejecución en Tacámbaro: asesinan al alcalde Salvador Bastida y a su escolta en pleno auge de la violencia en Michoacán
El presidente municipal de Tacámbaro, Michoacán, Salvador Bastida García, fue asesinado la noche del jueves tras un ataque armado perpetrado mientras regresaba a su domicilio. Aunque sobrevivió al atentado y fue trasladado con vida al hospital María Zendejas, adscrito al IMSS-Bienestar, perdió la vida minutos después. Su escolta, el oficial Pastor Cortez Álvarez, falleció en el lugar del ataque.
La ejecución ocurrió en una zona que las autoridades estatales aún califican como “tranquila”. Bastida García, conocido en la región como “Chavo Bastida”, viajaba en una camioneta Ford pickup junto a su guardia personal cuando varios hombres armados abrieron fuego contra ellos sin mediar palabra. El alcalde recibió múltiples impactos de bala. Su escolta murió al instante.
Las autoridades municipales lamentaron el crimen a través de un escueto comunicado en redes sociales, en el que aseguraron haber solicitado el apoyo de instancias estatales y federales para “esclarecer el lamentable suceso”, al tiempo que reafirmaron su “compromiso con la paz y la seguridad” de los ciudadanos de Tacámbaro. Sin embargo, al cierre de esta edición, ninguna autoridad estatal o federal ha informado sobre avances en la investigación, responsables identificados ni personas detenidas.
Un cargo manchado por sospechas
Bastida García asumió la presidencia municipal en septiembre de 2024, como parte de la alianza entre Morena, el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM). Desde los primeros meses de su administración, su figura fue objeto de controversia. La Fiscalía General de la República (FGR) abrió una investigación en su contra por presuntos vínculos con células del crimen organizado que operan en la región. Él negó los señalamientos. Pero su muerte, en circunstancias propias de una ejecución con sello narco, pone en entredicho tanto su biografía como la estabilidad política del municipio.
Michoacán: territorio sin ley
La ejecución del edil de Tacámbaro ocurre en el contexto de una escalada violenta que se intensifica en Michoacán, donde los asesinatos de autoridades municipales, jefes policiales y figuras públicas ya forman parte del paisaje político. Apenas esta semana, un comandante y un agente de policía fueron asesinados en circunstancias similares. Días antes, el titular de Seguridad Pública del municipio de Angamacutiro fue ejecutado dentro de su propio domicilio.
A pesar de los despliegues militares, las mesas de coordinación y las constantes declaraciones sobre "pacificación", los grupos criminales siguen marcando el pulso del poder local. Tacámbaro, hasta hace poco descrito por autoridades como un “municipio modelo”, ha sido golpeado por la misma lógica de dominio territorial que ha fracturado al estado en zonas de influencia donde el gobierno es solo un espectador.
La ejecución de Salvador Bastida —con un historial reciente de sospechas, rodeado de silencios oficiales y sin responsables detenidos— no solo representa un ataque más al aparato de gobierno local. Es también un mensaje: en Michoacán, el crimen no necesita pedir permiso..