Diputado "hágase la ley en los bueyes de mi compadre"
Por Carlos Charis
La política, ese gran teatro de los absurdos, donde las palabras se sueltan con la ligereza de una cerveza barata en la esquina de un bar, pero las acciones son más viscosas que el barro. Mario Miguel Carrillo Cubillas, el diputado de Morena, alzó la voz, como si fuera el último campeón contra el nepotismo, haciendo declaraciones grandilocuentes sobre la pureza y la transparencia de su partido. Aseguró, como buen soldado del discurso de la Cuarta Transformación, que el partido no apoyará candidaturas teñidas por el nepotismo. Pero, claro, como cualquier buen personaje de novela de Gabriel García Márquez, los vínculos familiares a veces resultan ser más indestructibles que cualquier ideología.
Porque, ¿Quién va a creer en el cambio cuando cinco de sus propios familiares ocupan puestos claves dentro de la administración pública de Morena? Ah, qué ironía tan dulce. Mario Delgado Carillo, el poderoso titiritero de la Secretaría de Educación Pública, y su hermana Leticia Guadalupe Delgado Carrillo, quien administra las finanzas de la Secretaría de Salud en la Ciudad de México. Los hermanos Delgado, bien asentados en el sistema, se sienten cómodos, como peces en el agua del poder. Y, para completar el círculo, la prima Laura Elena Carrillo Cubillas, que dirige la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo, con una posición que solo la familia sabe cómo conseguir.
Felipe Miguel Delgado Carillo, quien en su día fue suplente de diputado, ahora sigue los pasos del clan, como buen discípulo. La familia Carrillo Cubillas no solo tiene dominio sobre las finanzas y la política, sino sobre la narrativa del cambio, todo bajo el manto de un partido que dice luchar contra los privilegios de siempre, pero que tiene toda la estructura familiar en su favor. Es casi como si el "no al nepotismo" fuera un espejismo, esa fina capa de oxígeno que uno respira mientras se hunde en la suciedad del juego político.
Y Mario Miguel, con esa sonrisa de "yo no soy como ellos", les recuerda a los demás partidos que el futuro es para aquellos que rechazan el nepotismo, pero que no se preocupen, él se asegura de que, si la norma se aplica, sea en 2027. Total, ¿qué son cuatro años en la gran trama del poder?
El PT y el Verde, esos compañeros de lucha, bien podrían seguir la receta del "cambio", pero no olvidemos que la realidad es un chisme muy pegajoso. Mientras tanto, el clan Carrillo Cubillas sigue ocupando los lugares privilegiados que el mismo discurso de la Cuarta Transformación condena. Eso sí, todos en la familia caben en la misma foto del futuro, justo debajo del letrero que reza "transformación", aunque la imagen se parezca más a una novela de novelas.