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Balazos y silencio oficial: ejecutan a policía frente a su familia en la Feria del Elote

 

Balazos y silencio oficial: ejecutan a policía frente a su familia en la Feria del Elote

Por José Herrera / EPrensa
Izúcar de Matamoros, Puebla – 10 de junio de 2025

El estruendo del último cuete del baile popular fue rápidamente sustituido por un sonido más seco, más brutal: ráfagas de disparos. A las cuatro de la madrugada del domingo, en plena clausura de la Feria del Elote en Matzaco, un hombre fue ejecutado frente a su familia. No era cualquier civil. Era Osmar Manuel Rossano Cruz, policía municipal de Izúcar de Matamoros, un rostro conocido por haber participado en operativos contra narcomenudistas. Esta vez, no llevaba uniforme. Solo iba con los suyos, intentando disfrutar lo que se supone era una fiesta del pueblo.

Pero en Puebla, ni la feria se salva del crimen.

Del baile a la morgue

El ataque ocurrió a quemarropa. Osmar había acudido al evento con su familia. Estaba fuera de servicio, sin portar arma, sin chaleco, sin escolta. Era solo otro joven de entre 25 y 30 años que, como tantos otros en los cuerpos policiales municipales, vive al borde del riesgo pero sin las protecciones que tienen los altos mandos.

Cuando se retiraban del evento, fueron interceptados por sujetos armados que, sin mediar palabra, abrieron fuego contra él. El vehículo en el que viajaban quedó con impactos visibles. En la escena también se observaron marcas de bala sobre un portón metálico y una maceta. Su familia, atónita y cubierta de sangre, pidió ayuda mientras Osmar agonizaba.

Murió poco después en el Hospital General de Izúcar.

¿Venganza narca o mensaje?

La ejecución no fue aleatoria. El propio secretario de Seguridad Pública del Estado, Francisco Sánchez, deslizó que se trató de una "venganza" del narcomenudeo, posiblemente vinculada a un operativo reciente en el que Osmar participó y que resultó en la captura de algunos halcones o vendedores de droga de la región. El jueves 5 de junio —solo tres días antes—, el policía habría intervenido en una acción que golpeó intereses locales del crimen organizado.

En otras palabras: los narcos estaban esperando a cobrar la factura. Y lo hicieron a la vista de todos.

Cuando la policía es blanco fácil

Lo más escandaloso no es solo la ejecución en un evento público. Es la normalización del riesgo en que viven los policías municipales, particularmente aquellos que sí hacen su trabajo. Sin respaldo estatal real, sin recursos tácticos, y muchas veces sin garantías laborales, quedan a merced de quienes dominan las calles por la vía del plomo.

Rossano Cruz no tenía ningún tipo de protección pese a que, como confirma la línea de investigación, era un objetivo del crimen organizado. Su presencia en la feria era conocida. Su muerte también fue un mensaje: "sabemos dónde estás, quién eres y con quién vienes".

El silencio después de las balas

Hasta el momento, la Fiscalía General del Estado no ha emitido información concreta sobre los agresores. Tampoco se ha informado si se detuvo a alguien durante la presunta riña que antecedió al crimen. La familia, mientras tanto, enfrenta no solo el luto, sino el miedo. En eventos anteriores en Puebla —como los casos de policías ejecutados en Tehuacán o Tecamachalco— los familiares han sido hostigados tras exigir justicia.

¿Y el alcalde de Izúcar? ¿Y la presidenta auxiliar de Matzaco? Brillan por su ausencia, refugiados en comunicados vagos y promesas huecas de “coordinación con la Fiscalía”.


La Feria del Elote terminó con sangre y una silla vacía en la mesa de una familia. La pregunta es: ¿quién sigue?