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Se desmorona MC con la dirigencia de Fedrha: apenas resisten en siete municipios

Se desmorona MC con la dirigencia de Fedrha: apenas resisten en siete municipios.


22 de mayo de 2025

La caída de Movimiento Ciudadano en Puebla no es un accidente ni una simple racha electoral adversa. Es el resultado de un colapso progresivo que se acentuó bajo la dirigencia de Fedrha Suriano Corrales, en un contexto marcado por la ausencia de liderazgo, escándalos de corrupción y una evidente desarticulación territorial.

En 2021, el partido naranja parecía consolidarse como una alternativa emergente frente al desgaste de las fuerzas políticas tradicionales. Gobernaba 15 ayuntamientos y se posicionaba como una opción viable en regiones clave de la entidad. Pero esa estructura se ha venido abajo. Hoy, apenas conserva el control de siete municipios, tras la detención de los alcaldes de Chalchicomula de Sesma (Ciudad Serdán) y Tlachichuca, los hermanos Uruviel y Giovanni González Vieyra —ambos señalados por presuntos delitos relacionados con el crimen organizado y abuso de poder—, además de Ramiro González Vieyra, edil de San Nicolás Buenos Aires, actualmente prófugo de la justicia.

Los hechos obligaron al Congreso del Estado a intervenir directamente en Ciudad Serdán y Tlachichuca, designando Concejos Municipales ante el vacío de autoridad y el caos institucional que dejó MC.

Este declive contrasta con la gestión anterior de Fernando Morales Martínez, quien entre 2017 y 2023 llevó al partido a consolidarse como una tercera fuerza estatal, incluso por encima del PRI y el Verde Ecologista. En las elecciones de 2021, MC logró posiciones clave en zonas de la Sierra Nororiental, el volcán y el altiplano: Jopala, Amixtlán, Atzitzintla, Calpan y San Gregorio Atzompa, entre otros.

Sin embargo, con la llegada de Suriano Corrales, el proyecto político comenzó a mostrar grietas profundas. No sólo no logró contener el desgaste interno ni articular un discurso competitivo rumbo a 2024, sino que su dirigencia quedó marcada por escándalos, rupturas internas y pérdida de legitimidad.

La crisis de MC en Puebla revela algo más que una mala racha: refleja el agotamiento de una estructura improvisada, sin cuadros sólidos, con liderazgos regionales débiles y, en varios casos, corruptos. La falta de institucionalidad permitió el ascenso de cacicazgos locales, muchos de ellos con vínculos opacos, que hoy arrastran al partido al borde de la irrelevancia electoral.

Lo que alguna vez fue presentado como una “nueva política” terminó replicando las peores prácticas de los partidos que decían combatir. Si MC no consigue reconstruirse con urgencia desde sus bases —y eso implica depurar sus estructuras y replantear su narrativa—, su papel en los próximos comicios será marginal, cuando no irrelevante.

En un contexto donde los ciudadanos castigan con dureza los abusos de poder, la falta de transparencia y la simulación, Movimiento Ciudadano enfrenta su prueba más dura: demostrar si es capaz de sobrevivir a su propia decadencia.